LUCHA ANTITERRORISTA
ETA pretendía cometer una masacre en Madrid
Por Cristóbal Cabezas1 min
España29-02-2004
Un cráter de 35 metros hubiera podido producir la explosión de los más de 500 kilos de cloratita y 30 de titadine que llevaba el comanda etarra detenido en la localidad conquense de Cañaveras durante la madrugada del 29 de febrero.
El dato lo resaltó el ministro del Interior, Ángel Acebes, que aseguró que el explosivo estaba dentro de un contenedor fijado a la furgoneta, para que sirviera de metralla e iba a ser colocado en Madrid de manera inminente. El convoy de los terroristas estaba compuesto por dos furgonetas, una cargada con explosivos y otra que iba por delante en misión de lanzadera. La primera, que llevaba placas falsas, había sido robada en Francia en el mes de noviembre. Acebes ha felicitado a la benemérita por el éxito de esta operación y ha insistido en que es imprescindible que nadie se siente a dialogar con ETA. El titular de Interior ha criticado al líder de Esquerra Republicana de Catalunya, Carod Rovira, del que ha dicho que "estará contento, porque el atentado no se iba a producir en Cataluña". Por otro lado, el magistrado de la Audiencia Nacional Guillermo Ruiz Polanco dejó en libertad bajo fianza, en contra del criterio del fiscal, a otros tres presuntos miembros del “comando Urbasa” de ETA, supuestamente encargado de recabar informaciones sobre objetivos terroristas en Navarra. Se trata de Jorge Chocarro, Aurken Sola y Eneko Yurramendi, que fueron arrestados en febrero del 2002. Con esta decisión son ya siete los presos puestos en libertad. El cuarto imputado que compareció ante él, Alberto Viedma, que también fue detenido en febrero de 2002, permanecerá en prisión al haber sido condenado a 30 años de prisión por el asesinato del concejal de Unión del Pueblo Navarro (UPN) Tomás Caballero, cometido en Pamplona el 6 de mayo de 1998. Durante las comparecencias celebradas, el fiscal solicitó que se prorrogara durante dos años más la prisión de los presuntos miembros del “comando Urbasa”. A pesar de ello, el juez Ruiz Polanco acordó dejar en libertad bajo fianza de 3.000 euros a Jorge Chocarro y decretó prisión eludible con fianza de 12.000 euros para Sola y Yurramendi.