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División de opiniones ante los datos del INE sobre el crecimiento económico del 2003

Por Eva OlarteTiempo de lectura2 min
Economía28-02-2004

A pesar de los buenos resultados obtenidos en el último ejercicio, los especialistas señalan que el modelo de crecimiento de la economía española, basado en el consumo de las familias y en el sector inmobiliario, podría poner en peligro la estabilidad del 2004, sobre todo, si no se produce la esperada recuperación del sector exterior.

El miércoles de la semana pasada se hicieron públicos los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre el crecimiento económico en España durante el último ejercicio. El Producto Interior Bruto (PIB) había experimentado un aumento del 2,4 por ciento en el 2003, se habían creado 339.000 nuevos puestos de trabajo, y Rodrigo Rato, vicepresidente primero del Gobierno y ministro de Economía, no tardó en declarar al más puro estilo Aznar que “la economía española va bien”. En efecto, con esta última subida, la economía española alcanza su décimo año de crecimiento consecutivo. La evolución de su PIB ha superado en dos puntos al de la zona euro y en cuatro décimas los resultados del 2002 en España, mejorando con ello las previsiones que el Gobierno había aventurado el pasado mes de agosto. Sin embargo, este notable crecimiento obtenido aún dista mucho del objetivo que el propio Gobierno había marcado al elaborar los Presupuestos para el 2003. La debilidad de la economía internacional, en beneficio de un mayor protagonismo de la demanda interna, hacía realmente imposible cumplir con la meta propuesta. A pesar de ello, Rodrigo Rato, y con él numerosos especialistas, mira con optimismo el nuevo año y confía plenamente en que el 2004 también traerá crecimiento económico. Frente a esta postura, surgen con fuerza otras voces que no pueden sino alertar sobre el futuro incierto de la economía española, si su crecimiento sigue asentándose sobre los firmes pilares del consumo de los hogares y de la construcción, en detrimento de los bienes de equipo y de las exportaciones. Es cierto que el sector de la construcción actúa en España como la gran locomotora productiva, pues es grande su efecto de arrastre sobre la restante actividad económica. Actualmente, representa casi el 14 por ciento del PIB. Sin embargo, los profesionales comienzan a advertir de que dicho sector está absorbiendo recursos que anteriormente se destinaban a la producción y consumo de bienes de otros sectores capaces de asegurar un crecimiento más a largo plazo. Por ello, para muchos economistas, la falta de pulso en el sector industrial - que este año ha destruido empleo-, unida a la contracción del sector exterior, podría poner en riesgo el crecimiento y la estabilidad de la economía española en el 2004.