La pérdida de apoyo internacional, determinante en la decisión del presidente
Por Alejandro Requeijo3 min
Internacional29-02-2004
Desde el inicio de la revuelta, el presidente haitiano, Jean Bertrand Aristide, ha pasado de tener el apoyo de la Comunidad Internacional a ver cómo esta pedía su dimisión como solución a la situación de crisis que atraviesa el país.
La primera reunión a nivel internacional se produjo tras la primera semana de enfrentamientos. En este encuentro celebrado en Washington participaron los principales representantes de la Comunidad Caribeña (Caricom), la Organización de Estados Americanos (OEA) y el secretario de Estado de EE.UU., Colin Powell. Al término de esta reunión su postura era clara, no aceptarían un nuevo gobierno en Haití que surgiera de un golpe de estado. "Cualquier cambio en Haití debe realizarse por medios constitucionales", aseguró el presidente del Caricom, Keith Knigh. Por su parte, la ONU desde el principio decidió concentrar sus esfuerzos en Haití en el suministro de ayuda humanitaria y la protección de los Derechos Humanos, y dijo que la crisis política la debían abordar el Caricom y la OEA. "Se necesita la acción concentrada de la Comunidad Internacional, bajo el liderazgo de estas dos organizaciones. La ONU apoyará sus esfuerzos pero se centrará en la ayuda humanitaria y en los Derechos Humanos", aseguró el secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Políticos, Kieran Prendergast. La primera propuesta clara para poner fin a la espiral de violencia llegó con un plan de paz. Éste planteaba el nombramiento de un nuevo primer ministro, la designación de un nuevo gobierno "multipartidista" y la creación de las bases para celebrar unas elecciones "limpias". Pero en ningún momento hablaba de la destitución del presidente. Aristide aceptó "completa y enteramente" este plan de paz internacional para sacar al país de la crisis. Por el contrario, la oposición lo rechazó tajantemente al no incluir la salida del poder del presidente haitiano. Ante el fracaso de este plan de paz y tras contemplar el avance de los rebeldes, los países mediadores, por primera vez, plantearon la posibilidad de hacer que Aristide abandonara la Presidencia del país. Le dieron un ultimátum para que compartiese el poder con los grupos opositores, pero éstos directamente se negaron a negociar. Debido a que la situación no presentaba muchas esperanzas de pacificación, los países extranjeros buscaron soluciones por otras vías. Es el caso de Francia, que tras retirar su apoyo al presidente Aristide, al igual que Alemania instó a sus súbditos a abandonar el país. Otros países como EE.UU. y Canadá también estaban de acuerdo con Francia en que Aristide debía dimitir, pero han optado por enviar pequeños contingentes para proteger sus respectivas embajadas, aunque en el caso de los estadounidenses están estudiando enviar más tropas para colaborar en la pacificación de la zona. Esta pérdida de apoyos sumada al avance de los rebeldes desencadenó el abandono del presidente Aristide. Lo que en un principio tan solo eran suposiciones, horas después tanto el secretario de Estado de EE.UU., Colin Powell, como el ministro de Exteriores francés, Dominique de Villepin, confirmaron esta noticia, aunque no coincidieron en el paradero de Aristide. Powell afirmó que éste es desconocido, mientras que De Villepin aseguró que se encuentra en República Dominicana. Con respecto a la cuestión sobre el futuro inmediato de Haití, una fuente del Departamento de Estado dijo el domingo que "es seguro decir que una fuerza multinacional" se enviará pronto allí. Lo cierto es que además del presidente son muchas las personas que en la última semana intentaron abandonar el país, bien sea atravesando la frontera de República Dominicana, utilizando el aeropuerto o en último caso subiéndose a una balsa en busca de las costas de Cuba o de EE.UU.