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RUSIA-CHINA

Rusia-China, relaciones amor-odio

Por Txema GarcíaTiempo de lectura2 min
Internacional17-07-2001

La firma de la asociación estratégica entre Pekín y Moscú la semana pasada selló definitivamente una etapa de acercamiento que comenzó el ex presidente soviético Mijail Gorbachov poco antes de la desintegración de la URSS.

La firma del Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación, entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo chino, Jiang Zemin, ha cerrado viejas heridas y abre "una nueva página" de buenas relaciones que previsiblemente durará, al menos, los 20 años de vigencia del acuerdo. La Segunda Guerra Mundial apuraba sus últimas batallas y la Unión Sovietica emergía como una nueva potencia mundial que se disputaría la hegemonía mundial con Estados Unidos. Mao Zedong acababa de entrar triunfalmente en Pekín (1949) y la Revolución Comunista había sido proclamada en China. La coincidencia ideológica y el hecho de que la URSS hubiese sido la pionera en implantar la sociedad marxista provocó que Zedong eligiese Moscú como destino de su primer viaje exterior. La circunstancia de que China se disputase con la URSS el liderazgo del bloque de países comunistas provocó el nacimiento de suspicacias entre ambos. El punto crítico entre Moscú y Pekín se produjo en 1969 cuando los ejércitos ruso y chino llegaron a enfrentarse brevemente por el control de la isla de Zhenbao, entre el noreste de China y Siberia. Los intereses de ambas naciones se mostraron opuestos y sus puntos de vista sobre cómo tratar con Occidente también. En 1989 Mijail Gorbachov comenzó un acercamiento con China. El restablecimiento de la alianza entre Rusia y China comenzó a fraguarse en 1996. Sin embargo, los líderes chinos no terminaron por confiar en el entonces presidente Yeltsin, al que veían demasiado dependiente de Occidente. La guerra de Kosovo y la mutua oposición a la intervención militar de la OTAN en los Balcanes terminó por acercar a ambos países, y la llegada de Putin al Kremlin dio el empujón definitivo a la alianza. La Cumbre entre ambos países ha cerrado uno de los puntos más controvertidos en la historia chino-rusa en los últimos 50 años: el agudo problema territorial. Además, ambos países han mantenido siempre un frente común ante Estados Unidos y su hegemonía mundial. Una postura que ratificaron en temas como el papel del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Kosovo, Irak, la Península de Corea o Afganistán. Tampoco olvidaron su oposición al proyecto estadounidense de creación de un escudo antimisiles.