El experimento coreano suscita el debate ético
Por Berta Barona 2 min
Sociedad11-02-2004
La clonación de embriones humanos es ya una realidad que puede llevarnos irremediablemente a fabricar personas. Eso piensan sus detractores. No ocurrirá si existen legislaciones estrictas, dicen sus seguidores. La clonación de embriones humanos llevada a cabo por científicos coreanos ha generado posturas encontradas en la comunidad científica y el rechazo de las autoridades políticas y religiosas.
Los científicos han adoptado diferentes posturas frente a la noticia, pero coinciden en condenar la clonación con fines reproductivos. El debate ético se halla en permitir o no la clonación con fines terapéuticos. Las posibilidades de tratar y curar enfermedades mediante este procedimiento son considerables, pero no está claro que sea lícito llevarlo a cabo. Algunos expertos temen que este descubrimiento abra una puerta sin retorno que desemboque en la clonación de bebés, mientras que los que aplauden la labor de Corea consideran que eso no ocurrirá si las legislaciones son tajantes al respecto. El grupo de científicos coreanos, por su parte, ha declarado que su objetivo es clonar células madre para curar enfermedades como el Alzheimer, la diabetes o el Parkinson, y que no tienen la intención de implantar los embriones clonados en mujeres para crear seres humanos. Las autoridades gubernativas rechazan la clonación de embriones humanos tanto con propósitos médicos como reproductivos. La posición del Ejecutivo español es categórica. El vicepresidente segundo del Gobierno, Javier Arenas, y la ministra de Sanidad, Ana Pastor, han declarado que en España se prohíbe rotundamente esta práctica con seres humanos. Mientras, José Luis Rodríguez Zapatero ha acusado al Gobierno de dar la espalda al progreso. Ha recordado que es un gobierno socialista, el de Manuel Chaves, en Andalucía, el que lidera la investigación con células madre embrionarias en España, y que este estudio es necesario para dar esperanza a los enfermos. La ley española permite la investigación con células madre procedentes de embriones sobrantes de procesos de reproducción asistida. Esta normativa está establecida en el marco de la Convención Europea sobre los Derechos Humanos y la Biomedicina, celebrada en 1997 y conocida como Convención de Oviedo. En ella se marcaron las limitaciones éticas para la experimentación genética. En 1998 se le añadió un protocolo que prohíbe la clonación humana. Del mismo modo, las autoridades religiosas se han manifestado contrarias al hallazgo. Un portavoz del Vaticano ha comparado la clonación con las prácticas de lo nazis en los campos de concentración. La Conferencia Episcopal Española (CEE), por su parte, ha señalado que la clonación terapéutica supone instrumentalizar la vida humana. Para los obispos, la ética racional determina que los seres humanos no pueden utilizarse entre sí.