Las piedras del camino
Por Raquel Teresa Delgado2 min
España25-01-2004
La era Aznar llega a su fin y el presidente se marcha tranquilo. Asegura que le queda la conciencia tranquila tras los ocho años de Presidencia del país porque lo deja mejor que estaba cuando lo tomó. Ocho años, desde que tomó la Presidencia del Gobierno hasta el anuncio de las elecciones en las que abandonará la vida política española. José María Aznar espera descansar en "un lugar apacible y tranquilo" "orgulloso de haber servido a España". Mientras tanto, el líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, calificaba estos ocho años como "una legislatura decepcionante".
Al margen de lo acertado o no de una gestión, siempre hay algunos pasos menos brillantes, que, en el caso del popular, se han concentrado especialmente al final de su mandato. La primera legislatura, condicionada por los pactos, dio menos de que hablar. Pero en la segunda, en que el PP obtuvo la mayoría absoluta ha habido más críticas y reacciones ante su actuación como la primera huelga general que hubo de afrontar el Gobierno popular provocada por la reforma de las prestaciones de empleo. Un temido 20-J de 2002 en que salieron a la calle el 84 por ciento de los trabajadores, según los sindicatos, y el 17 por ciento, según el propio Gobierno. Éste fue uno de los puntos negros de la legislatura que se vio acompañado por manifestaciones contra la LOU , contra su política de inmigración o iniciativas como el Plan Hidrológico Nacional. En noviembre de 2002, el hundimiento del Prestige no fue sólo una mancha negra en el Atlántico sino también en el currículum del presidente. Diversas voces le acusaron, al igual que a otros políticos, de infravalorar el problema y no tomar las medidas adecuadas para evitar o minimizar la catástrofe. Aznar reconoció que se podían haber cometido errores pero no evitó que la opinión popular identificara cada vez más el desastre del petrolero con el Gobierno del PP. Pposteriormente, llegó la medida más impopular de su gestión, el apoyo "sumiso" a EE.UU. en la guerra contra Iraq. Los argumentos esgrimidos por el presidente no fueron bien recibidos por gran parte de los ciudadanos que corearon sus gritos de ”No a la guerra” en las principales capitales españolas. A Aznar no le quedó más que afirmar que creía estar en lo correcto y por ello no cambiaba de actuación a pesar de sentirse tan solo. El PSOE sigue criticando al PP "por creer que la mayoría absoluta es un cheque en blanco", en palabras de su secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, "por estar instalado en el inmovilismo y cerrado a cualquier reforma", por "defender la guerra preventiva sin el apoyo de la ONU a favor de un orden internacional seguro dictado unilateralmente" y "enviar tropas españolas sin el acuerdo del parlamento" pero hasta el momento, los ciudadanos no han pasado factura al presidente en las pasadas elecciones autonómicas y municipales. Aznar se marcha, no pasará examen en los próximos comicios, escuchará la respuesta de los electores desde "un lugar apacible y tranquilo".