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El líder de la ¬Segunda Transición¬

Por Raúl Romero MartínTiempo de lectura3 min
España25-01-2004

"Me voy con la conciencia tranquila de haber dejado una España mejor que la de 1.996" José María Aznar López, por primera vez desde 1.989, no será candidato a la Presidencia del Gobierno. Ni siquiera irá en las listas del partido que ahora lidera su sucesor, Mariano Rajoy. Abandona la política de primera línea y no piensa volver a ocupar sillón en la Carrera de San Jerónimo.

El cuarto de los hijos de Elvira López y Manuel Aznar ingresó en la entonces Alianza Popular, liderada por Manuel Fraga, en 1.979, dos años después de su matrimonio con Ana Botella. Dicen que fue ella la que convenció a su marido para que entrara en política. Hoy, 23 años después, es Ana Botella la que ejerce como concejala de Asuntos Sociales en el Ayuntamiento de Madrid y su marido el que dice adiós tras ocho de gestión al frente del Gobierno. Este madrileño nacido el 25 de febrero de 1.953, licenciado en Derecho por la Universidad Complutense e inspector financiero y tributario vivió la España de la transición alistado en las filas de D. Manuel (Fraga), que en esos años intentaba consolidarse en un panorama político que acaparaba Adolfo Suárez. Candidato en 1.982 por la provincia de Álava, fue elegido diputado y en 1.989, diez años después de su llegada a AP, José María Aznar fue artífice del cambio que se dio en sus filas, que se materializa en la nueva imagen de sus dirigentes. Activo participante del nuevo grupo político - Partido Popular- fue elegido Presidente de la Comunidad Autónoma de Castilla León. En esos años toma el relevo de Fraga y asume la dirección del partido. Tras dos intentos fallidos, las elecciones del 89 y el 93, y sobrevivir en abril del 95 al coche bomba que ETA le tenía preparado, en 1.996 consigue arrebatarle el triunfo a un deteriorado Partido Socialista. Arranca así la primera etapa Aznar cargada de pactos -con Coalición Canaria, PNV ...- y la Segunda Transición para España. Aznar toma asiento en los azules del hemiciclo de la Cámara Baja y se posiciona como un hombre distante y austero que marca su territorio. Se consolida como líder indiscutible y desde su espacio, con la ayuda del cuaderno azul maneja todas las cuerdas. Las elecciones del 14 de marzo del 2000 son para José María Aznar las de la ansiada mayoría absoluta. El triunfo de los populares permite a Aznar edificar un futuro para España sobre los pilares de la regeneración de los planeamientos éticos en la política y la eficacia en la gestión. Así comienza punto por punto: una incansable lucha contra ETA y la aprobación de la Ley de Partidos que suponen una radicalización de la postura del PNV; entrada en la Europa Comunitaria del Euro, la reforma de la Justicia, reforma de la Educación -LOU y LOCE-, modificaciones y modificaciones de la Ley de Extranjería con el fin de regular la inmigración y devolver a España al lugar que en la política Internacional se merece. Ocho años después, y con la promesa por delante, dice adiós y son inevitables las lágrimas. Se sentará ahora en su despacho de FAES y no le quitará ojo al futuro de Europa y al texto de la Constitución, una Europa que, defiende Aznar, debe hacer justicia a sus profundas raíces cristianas. Aficionado a la poesía de Kipling, ha leído las obras completas de Azaña ya que le considera un personaje fundamental para entender la historia de España. Cuenta que en su vida le han influido las ideas que vierte Gironella en "Los cipreses creen en Dios". Se lleva de sus años al frente del Ejecutivo haber sido vicepresidente del Partido Popular Europeo, vicepresidente de la Unión Democrática Internacional (IDU), vicepresidente de la Unión Democrática Europea (EDU) y actual presidente de la Internacional Demócrata de Centro (IDC). Pero el éxito de Aznar esta en su llegada al poder con un partido unido y regenerado, compacto y sin líos internos. Deja Génova triste pero con la sonrisa tímida de haber acertado en una elección difícil. Rajoy se queda con el PP de Aznar y con sus líderes. Sus hombres de confianza, las personas, son los mismos. Un Partido Popular que no salda cuentas entre familias porque no las hay y que custodia el secreto de su programa para las próximas generales hasta que no sea el momento. José María Aznar abandona Moncloa con "la conciencia tranquila", un buen sabor de boca, una hija menos y un nieto que llegará después de los comicios.