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GALARDÓN

El Premio Nacional de Danza cayó rendido ante Sara Baras y Nacho Duato

Por Cristina Campo de PabloTiempo de lectura2 min
Cultura24-11-2003

Existe una realidad que une a los dos artistas galardonados con el Premio Nacional de Danza de este año: la capacidad de convertir las emociones en movimientos. Con este premio, no solo ellos consiguen una mayor valoración y un aumento de los ceros de su cuenta corriente, sino que se recoge la opinión de público y crítica.

El Instituto nacional de las artes escénicas y de la música (INAEM) otorga anualmente premios de reconocimiento a la creatividad artística de los profesionales de la danza en España. Los artistas galardonados, según está institución, deben responder a una gran calidad de actividades relacionadas con las artes escénicas y la proyección de éstas al exterior (BOE,20/12/1996). En función a estas valoraciones, el jurado del premio- presidido por el director general del INAEM, Andrés Amorós, y la subdirectora general de Música y Danza del mismo organismo, Elena Martín-Asín, han reconocido en Sara Baras “el empuje otorgado a la danza española y el salto de calidad conseguido con su espectáculo Mariana Pineda”. A Nacho Duato se le ha valorado por “su talento creativo y su importante labor coreográfica desarrollada en los últimos años tanto en España como en las mejores compañías del mundo”. Las trayectorias profesionales que han llevado cada uno de los galardonados están caracterizadas por el éxito mundial. Aún así, son estilos diferentes. Sara Baras baila flamenco mientras que Nacho Duato es conocido por sus coreografías clásicas. Cuando formó su propia compañía de danza, en 1997, la bailaora gaditana, se interesó por representar historias de mujeres “con mucha fuerza y mucha verdad”, según sus propias palabras, como Juana la loca y Mariana Pineda. Por su parte, Nacho Duato, a sus 47 años, prefiere para sus coreografías la representación de conceptos, quiere explicar la vida del hombre, como en L´Homme, Without words y Multilpicidad, todas ellas obras de gran acogida internacional. Tampoco sus comienzos fueron parecidos. El coreógrafo y bailarín- en ese orden, ya que él se considera mejor director de danza que danzante- se fue a los 18 años de su Valencia natal a estudiar a la Rambert School de Londres y a partir de ese momento ha estado formándose entre España, Nueva York y Londres. Sara Baras, por su parte, empezó haciendo sus pinitos en la escuela de su madre, a quién dedicó el premio, porque según dijo “allí lo aprendí todo” y desde Cádiz fue a Madrid, donde conoció a artistas como Antonio Canales o Javier Barón y estuvo en varias compañías españolas haciendo giras por el extranjero hasta que creó su propia compañía Ballet Flamenco de Sara Baras. Diferenciaciones a parte, la realidad de que coincidieran en el mismo galardón es que tanto a Sara Baras como a Nacho Duato les sobra toda palabra para camuflarse ante las sensaciones, y hacer de ellas los verdaderos protagonistas de las historias que representan.