Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

MEDICINA

Trasplantado el primer corazón artificial autónomo

Por Javier BragadoTiempo de lectura2 min
Sociedad08-07-2001

El doctor John Gibbon dio en 1953 el primer paso al sustituir por una máquina al corazón y al pulmón. El último, lo han dado los médicos del Hospital Judío de Louisville (Kentucky) en Estados Unidos. Tras más de siete horas de operación, los cirujanos Laman Gray y Robert Dowling implantaron un corazón artificial de titanio y plástico a un paciente, cuya identidad no ha sido revelada.

El AbioCor, como se ha denominado al artefacto, pesa 900 gramos, ha sido fabricado con titanio y plástico, tiene un tamaño similar al de un pomelo y su coste es de catorce millones de pesetas. El objetivo de este aparato es bombear la sangre a todo el cuerpo cumpliendo la misma función que un corazón orgánico. El sistema de bombeo hidráulico es impulsado por un pequeño motor al que se suministra energía través de una batería interna de litio. Esta batería se ha colocado en la cintura del paciente y envía la energía a través de un sistema subcutáneo sin perforar la piel. De esta manera se reduce considerablemente el riesgo de infección al no necesitarse la conexión mediante tubos a unidades externas. El nuevo elemento de su cuerpo está preparado para acelerar o desacelerar el ritmo cardiaco en actividades físicas, pero no lo hará en función de los sentimientos de su huésped. De hecho, la frecuencia del latido vendrá determinada por los movimientos de los músculos más cercanos mediante detectores programados. Casi una semana después de la operación, el hombre que tiene en su interior el corazón artificial evoluciona favorablemente, aunque con respiración asistida desde tres días después de la operación. Según el portavoz del Hospital Judía de Louisville, "clínicamente todo va bien pero somos precavidos porque estamos tratando con una persona muy enferma". El receptor del transplante es un hombre de 50 años, cuya identidad no se ha revelado. Nueve años atrás había sido sometido a una intervención quirúrgica de desvío coronario y sufre problemas renales y de diabetes. Antes de probarse en este paciente se han efectuado varios test durante 30 años de investigación con éxito en terneras hasta que las autoridades sanitarias estadounidenses han permitido el experimento en enfermos terminales con una esperanza de vida inferior a un mes.