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ELECCIONES CATALANAS

Cataluña se radicaliza y pone la última palabra en manos del independentismo republicano

Fotografía
Por Amalia CasadoTiempo de lectura3 min
España16-11-2003

La gobernabilidad en Cataluña pasa por el pacto, y la llave de este pacto está en manos de Ezquerra Republicana de Catalunya. El discurso se radicaliza, crece el nacionalismo independentista, crece la izquierda y el PP consolida su posición en las urbes.

Todos ganan, al menos en algún aspecto del análisis. Pero no todos en el mismo. Técnicamente, la victoria en las séptimas elecciones autonómicas de Cataluña desde las primeras que se celebraron en 1980 vuelve a ser de CiU. Y por séptima vez consecutiva. Es la fuerza política con más escaños en el nuevo Parlament catalán (46) , a pesar de haber perdido apoyo social –10 escaños menos que en 1999-, y de tener menos votos que la siguiente fuerza política, el Partido Socialista de Catalunya. También éste pierde apoyo electoral: contará con 42 escaños, 8 menos que en 1999. La victoria del PSC es la de ser el partido más votado. Los resultados del PSC poco tienen que ver con el “triunfo histórico de Maragall” que aventuró Zapatero y que tendría “continuidad en las generales”. El segundo fracaso del secretario general socialista, después de no lograr la Presidencia de la Comunidad de Madrid- hace más pronunciada la cuesta arriba que le espera hacia la Presidencia del Gobierno que quizás nunca logrará. Tanto CiU como PSC se esforzarán ahora por sumar los apoyos necesarios para formar Gobierno. Y ya se han lanzado los primeros guiños: primero fue Pasqual Maragall, quien aludió a la “mayoría de izquierdas” que, según él y Zapatero, supondrían una apuesta por el cambio frente a la continuidad de un Gobierno de CiU. El PSC tendría que llegar a un acuerdo con ERC y con IC-Els Verds, que ha triplicado también los escaños en el parlamento (de 3 en 1999 a 9 en estas elecciones). Maragall ha reivindicado de ERC lo que le une a ésta: el ser de izquierdas, igual que IC-EV, que anunció que “trabajará para que Ezquerra apueste por un Gobierno de izquierdas que cierre la etapa de CiU”. Artur Mas, sucesor de un Jordi Pujol que se sentía “feliz” al ver a sus herederos volviendo a ganar unas de las elecciones más difíciles de su historia, reclamaba para sí al victoria en las urnas: “Las elecciones sólo las gana una fuerza política”, dijo “y las hemos ganado nosotros”. Mas anunciaba una gestión “con humildad” de esa victoria que es “un sí a Cataluña”. Mas aprovechó su discurso para dejar claro también lo que le une al partido de Rovira: el nacionalismo: “Ese sí a Cataluña significa que Cataluña se gobierne desde Cataluña, que no caiga en manos de los partidos que tienen su centro de presión fuera de Cataluña”, en clara alusión al PSC. El líder de ERC, Josep Carod Rovira, ha radicalizado hoy su discurso, emborrachado con unos resultados que han duplicado los escaños que obtuvo en 1999: de 12 diputados ha pasado a tener 23. Carod Rovira ha reclamado un “Gobierno de Unidad nacional, con el PP en Madrid”, mientras la militancia, enfervorizada, gritaba “Rovira Presidente, Cataluña independiente”. El Partido Popular de Cataluña, liderado por Josep Piqué, obtiene 3 diputados más que en 1999. Piqué, que dejará la política nacional después de haber trabajado en las más altas cotas de poder, destacó que la opción popular encuentra en Cataluña el espacio que necesitaba: “el de la estabilidad, la centralidad, la moderación, la seguridad, las certezas y el progreso” en un escenario político de “radicalización e inestabilidad”. Antes del 6 de diciembre tendrá que constituirse el nuevo Parlamento, y el 16 de diciembre será la fecha límite para que se celebre el debate de investidura del desconocido nuevo presidente.