Jordi Pujol cede su trono político a Artur Mas
Por Cristina Iglesias Díaz
3 min
España16-11-2003
Jordi Pujol se retira. El panorama político de España pierde a un hombre que ha sido, sin lugar a dudas, una de las figuras más representativas en el panorama político español. Y de esta manera lo han demostrado los más de cuatro lustros que ha pasado al frente de la vida política en la Generalitat de Cataluña.
Han sido 23 años en los que Pujol, un licenciado en Medicina que comenzó su andadura política hacia 1974, se ha acercado en mayor o menor medida a los diferentes partidos, tanto de la izquierda como de la derecha. Por esta razón han caído sobre él grandes trombas de críticas. Si se reunía con Felipe González, los derechistas ponían el grito en el cielo porque la relación entre ambos líderes políticos era demasiado estrecha. Si se reunía con José María Aznar o algún otro miembro del PP, eran los socialistas quienes criticaban las risas que se oían durante esa reunión. Aunque lo que importa son las grandes batallas que Pujol ha librado por su Comunidad natal, Cataluña. Unas batallas que algunos creían muy grandes para un hombre tan pequeño. Pero quienes pensaban esto, no tenían ni la más mínima idea de los toros tan bravos y complicados con los que tendría que lidiar el presidente de Convergencia i Unió a lo largo de su extensa vida política. Un ejemplo ha sido el catalanismo exacerbado de la Ezquerra Republicana de Catalunya, ERC, que persigue la separación total de Cataluña respecto del resto de España. La labor del líder de CiU logró calmar los deseos secesionistas, al menos en las formas. Así, ERC encontraría poco después su lugar en la vida política catalana al lado de la izquierda, aunque de manera más calmada y menos agresiva en su discurso, asumiendo las recomendaciones del marqueting político. Lo que ocurre es que nunca quedaron claras las intenciones de Pujol. El President nunca se permitió a las claras que se le pudiese asemejar de ninguna manera con alguien como el lehendakari Juan José Ibarretxe. Aunque algo indudable es la labor de mecenas político que el líder de Convergencia i Unió ha mantenido con los grupos políticos más desfavorecidos en Cataluña, no desinteresada, claro, teniendo en cuenta que el PP ha apoyado Gobiernos de CiU sin mayoría suficiente. Lo cierto es que las buenas y largas relaciones de Jordi Pujol con el dirigente del PP, José María Aznar, dieron fruto hace algún tiempo, logrando que la presencia del partido de centro-derecha en la Generalitat se fortaleciera cada vez más. Éste ha sido un punto que los socialistas catalanes han aprovechado para oponerse a CiU e intentar arrebatarle la victoria en las urnas. Pero hasta hoy, Pujol lleva seis victorias consecutivas en las elecciones autonómicas catalanas. Tal vez este continuo fracaso de los socialistas del PSC se deba a que, por una parte, algunos ciudadanos catalanes no ven con buenos ojos el que llegue al poder un político que pretende actuar con independencia total de su partido, y por otra parte, a que los ciudadanos que simpatizan con un nacionalismo más agresivo vean en el PSC la extensión más o menos díscola de un Partido centralista que frenaría el desarrollo del autogobierno. Quizás la gran baza de Pujol fue que logró definirse como un hombre de centro, capaz de dialogar con cualquiera que predique otra ideología política distinta de la suya propia, pero con la suficiente claridad de perspectivas como para no renunciar a llevar a Cataluña a más altas cotas de autogobierno. Es ahora, en las elecciones del 16 de noviembre, cuando Jordi Pujol ha decidido dejar paso a caras nuevas que continúen su labor al frente de Convergencia i Unió. Su retirada es la propia de alguien que se va con la cabeza bien alta, que se marcha con la satisfacción que deja el trabajo bien hecho. No deja la política porque le inviten a salir de ella, sino que cede su sillón presidencial en CiU a su sucesor y amigo Artur Mas. Por todo esto, las elecciones de este año son tan importantes para Pujol y su partido.