Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ARGENTINA

El capitán Astiz no será extraditado a Italia tras su detención en Argentina

Por Pablo FernándezTiempo de lectura2 min
Internacional07-07-2001

El capitán Astiz, buscado por la Justicia italiana como responsable del secuestro, tortura y asesinato de tres niños, fue detenido el pasado lunes en Argentina. Sin embargo, el Gobierno del país americano no quiere entregar a Europa al militar.

Las autoridades argentinas detuvieron el pasado lunes al ex capitán de fragata Alfredo Astiz. Italia reclama al militar por su presunta responsabilidad en la desaparición de tres ciudadanos italianos y de una niña nacida en cautiverio durante la dictadura. La Fiscalía de Roma pidió a Argentina el apresamiento y extradición de Astiz para que respondiera en Italia a las acusaciones de secuestro, tortura y desaparición de tres niños italianos recluidos en una cárcel durante el régimen dictatorial argentino (que duró desde 1976 hasta 1983). La Interpol solicitó la detención del capitán y, en respuesta a esta petición, la juez federal María Romilda Servini de Cubría ordenó la captura. Alfredo Astiz, además de ser reclamado por las autoridades italianas, también tiene causas pendientes con Suecia y con España, donde es acusado de la desaparición de varias personas. A pesar de estar en manos de la Policía argentina, Astiz no será extraditado a Italia. Así lo ha manifestado el ministro argentino de Defensa, Horacio Jaunarena. El Gobierno del país latinoamericano tiene la última palabra en la extradición del torturador y su voluntad ha sido la de que permanezca en su país. Las razones son claras: "el Gobierno está convencido de que es la manera de preservar el principio esencial de soberanía. Un ciudadano debe ser juzgado con la ley y por los jueces del país de donde se cometió el delito". El temor está ahora en que, si es juzgado en Argentina, Astiz pueda no pagar por los delitos cometidos al tener la posibilidad de ampararse en una ley de punto final que perdona las penas a los culpables de la dictadura. En 1990, aunque fue condenado a cadena perpetua por la Justicia francesa en un caso muy parecido -el asesinato de dos monjas francesas en la misma prisión donde murieron los italianos- no fue extraditado ni cumplió condena al ampararle la Ley de Obediencia Debida y Punto Final. No obstante, estas leyes de perdón no incluyen el secuestro de niños.