TOROS
Un sitio en el ruido
Por Almudena Hernández Pérez
1 min
Espectáculos08-07-2001
La chica yeyé luchaba por hacerse sitio en el ruidoso tumulto de los tendidos. Abajo, en el ruedo de la plaza de toros de Pamplona, los toreros ponían cara de lo entiendo, pero... e intentaban hacerse notar. Hazaña complicada cuando en ciertos sectores hay algún espectador vuelto de espaldas a lo que se supone que es el centro de atención, llueve vino y suenan mil músicas simultáneamente. La justificación es la misma que cuando se pierde en el fútbol: los sanfermines son así.
Los encierros de las primeras jornadas de fiesta convocaron a numerosos corredores, que acudieron en masa -acompañados muchos por la imprudencia y el desconocimiento del toro y de las fiestas-. El domingo, por ejemplo, los toros de Millares tardaron más de cinco minutos en hacer el recorrido hasta la plaza y por la tarde no dieron demasiadas facilidades a los diestros. Precisamente, Luis Francisco Esplá regresaba a Pamplona después de 15 años de ausencia, pero ni él ni Luis Miguel Encabo y Francisco Marco lo tuvieron fácil con los astados. Precedió a la corrida de toros dominical otra, celebrada el sábado y con triunfo de Víctor Puerto, un festejo de rejones la tarde del viernes y una novillada. Uno de los toros de Torrestrella se fue al desolladero sin una oreja el sábado, pues Víctor Puerto logró hacerse oír toreramente entre el bullicio. Antes, Puerto había dado una vuelta al ruedo, al igual que José Pacheco El Califa. Pepín Liria, en el mismo festejo, sólo logró escuchar una ovación, que no es poco en Pamplona. Sin embargo, llegó el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, la tarde del viernes y cortó dos orejas al segundo de su lote, marcado con el hierro de Murube. Sus compañeros Fermín Bohórquez dio una vuelta al ruedo y Leonardo Hernández escuchó palmas. Después del chupinazo, la fiesta había empezado, mas no los toros. Ni los triunfos. Se adelantó una novillada con reses de Miranda de Pericalvo que convocó a los taurinos la tarde jueves a la plaza de toros de Pamplona. Aunque era la primera vez que los jóvenes diestros actuaban en el coso, los tres tocaron pelo: Javier Valverde (oreja y vuelta), Salvador Vega (oreja y ovación) y César Jiménez (ovación y oreja). En silencio y a fuerza de ganas, se hicieron oír.