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GIBRALTAR

Se enfrían las negociaciones entre Reino Unido y España

Por Ana María RiazaTiempo de lectura2 min
España21-06-2003

Cuando apenas se ha cumplido un año desde que el ex ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, anunció unas más que positivas relaciones entre España y Gran Bretaña por la soberanía del Peñón de Gibraltar, al sur de la Península Ibérica, la semana pasada comenzaban a brotar los primeros indicios de un posible distanciamiento entre ambos Ejecutivos.

Dos importantes nombramientos militares y un leve retroceso en la mentalidad de la Diplomacia española eran los encargados de disparar todas las alarmas ante un posible estancamiento de las relaciones anglo españolas; si bien hace apenas un año se presentaban, si no del todo cordiales si al menos con una definida agenda de encuentros y entrevistas. La misma ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, calificaba el miércoles como carente de todo "calendario" y "premura" la actual postura del Gobierno español con respecto a las negociaciones por la soberanía del Peñón. En la misma línea que Palacio, se manifestaba el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Ramón de Miguel, al anunciar, ante la sorpresa de los medios de comunicación, la apertura del Gobierno español a la posibilidad de que en Gibraltar se realice un referéndum una vez España y Gran Bretaña lleguen a un acuerdo. De Miguel recordó que la autodeterminación de Gibraltar no es sinónimo de independencia, ya que esa posibilidad, junto a la de plena integración del Peñón en Reino Unido, quedan excluidas de la Asamblea General de la ONU. En lo que respecta a la postura británica, dos importantes nombramientos han definido durante el pasado mes de mayo el peso militar que Reino Unido sigue otorgando a los poco más de cinco kilómetros cuadrados de terreno que conforman el Peñón de Gibraltar. Situado en la intersección de los continentes africano y europeo, la disputa anglosajona por el Peñón siempre ha partido de su carácter estratégico, militarmente hablando, como única entrada marítima desde el Océano Atlántico al Mediterráneo. De este modo, el pasado mes tomaba posesión como embajador británico en España Stephen Wright, ex director general del departamento de la Inteligencia británica encargado de diseñar las "líneas rojas": los límites que el Gobierno británico no debería estar dispuesto a traspasar en sus negociaciones con España, y que incluyen el control del cuarenta por ciento del territorio gibraltareño que corresponde a las bases naval y militar. Estas mismas bases están a su vez comandadas por el Ministerio de Defensa anglosajón, a través de la figura del gobernador militar, y que el mismo mes de mayo recibía también un nuevo nombre: el de sir Francis Richards, antiguo coordinador jefe en Reino Unido de las estaciones de espionaje anglosajonas pertenecientes a la red "Echelon". Por su parte, el presidente del Gobierno, José María Aznar, ha desmentido los rumores desatados por el diario británico "The Daily Telegraph", y que apuntaban a una petición que el Ejecutivo español habría lanzado al presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, para que mediara en el discurso de las negociaciones por el Peñón.