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EMPRESAS

Iberdrola rechaza una OPA nada beneficiosa

Por Alejandra RedondoTiempo de lectura2 min
Economía26-04-2003

Altos cargos de la empresa Iberdrola han dejado entrever su insatisfacción ante la actual oferta de adquisición de acciones (OPA) recientemente lanzada sobre la compañía. El vicepresidente y consejero de la empresa opada, Ignacio Sánchez Galán, mostró su radical oposición a la vez que advertía de un inminente riesgo para el futuro modelo de infraestructuras de gas y electricidad en España, de llevarse a cabo las pretensiones de Gas Natural.

A su vez, aprovechó para destacar el hecho de que, en caso de darse por cumplida la operación, no se producirían las deseadas sinergias entre ambas sociedades sino que, por el contrario, se propiciaría la aparición de una compañía considerablemente endeudada, al mismo tiempo que se castigaría al accionista, se destruiría empleo y se daría lugar a inevitables desequilibrios regionales. Además, tal y como se constató ya el pasado verano, la calidad del tendido y suministro eléctrico se verían altamente afectados, lo que, en primer término, sufrirían los ciudadanos de a pie en forma de apagones temporales. Por ello, la batalla continúa al frente. Con los ánimos de quien no quiere ser absorbido ni evitar su presencia en el mercado español, el vicepresidente de Iberdrola y el director financiero, José Sainz Armada, aprovecharon hasta el último resquicio de oportunidad para exponer sus pretensiones y argumentos. Así, y con los resultados del primer trimestre de año en la mano, Sainz Armada puso en duda las razones por las que Gas Natural se ha empecinado en una compra tan hostil. Así, hizo referencia también a que en la oferta lanzada por Gas Natural " no se aborda la necesidad de destruir empleo directo e indirecto para sacar adelante el proyecto", a la vez que destacó un solapamiento en los negocios. En sus conclusiones, el vicepresidente de la compañía vaticinó unos 3.400 millones de euros como recorte en las inversiones previstas para los próximos tres ejercicios, así como una reducción de 2.500 millones en generación en caso de cumplirse la adquisición. En definitiva, Iberdrola no apuesta por una OPA que, en principio, no supondría ningún tipo de valor sino un endeudamiento aplicado a todos los campos, con el consumidor final como principal y mayor afectado. No se sabe cómo resultará la operación pero, sí se respira, desde luego, un ambiente de crispación y nervios. Diversidad de opiniones, también.