PRESTIGE

El PP se alza contra Caldera y reclama su dimisión

Por Ana María Riaza1 min

España20-12-2002

Ni los buenos días podría ya esperar el portavoz socialista en el Congreso de sus compañeros populares en el Hemiciclo: Jesús Caldera recibía la pasada semana un desplante por parte de los diputados del Partido Popular (PP) que mucho se asemeja al perpetrado por su propio partido hace apenas siete meses.

Si el ambiente ya andaba caldeado en el Congreso tras el hundimiento del Prestige ante las costas de Galicia, al noroeste de España, el pasado 13 de noviembre, las relaciones entre los diferentes partidos que asisten al Hemiciclo no mejoraban la pasada semana en sus intentos por salvaguardar las costas galaicas de la adherente amenaza del fuel oil. Con una particular manera de despegar el chapapote de la roca gallega, los diputados retomaban su política de acusaciones y tiras y aflojas, que tan intensamente se ha acrecentado desde el hundimiento del petrolero. De esta manera, el portavoz en el Congreso del principal partido opositor en España, el Partido Socialista (PSOE), Jesús Caldera, trastocaba ligeramente los datos en su día ofrecidos por el Ejecutivo, de manera que no coincidiesen con las declaraciones vertidas por el vicepresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su primera comparecencia con relación al vertido del Prestige. Así, la nota de prensa impartida entre los medios por el grupo socialista, presentaba extractos conjuntos tanto de las declaraciones de Rajoy como del documento oficial redactado por el Gobierno; sólo que estos últimos no matizaban correctamente cómo las últimas órdenes de viraje del petrolero, herido de muerte, no provenían del Gobierno central, si no del mismo capitán del barco. Patadas en el suelo, aplausos y gritos de "dimisión" por parte del grupo popular recibían las palabras de Caldera, que sólo un día después había de soportar el plantón en pleno de todos los diputados del PP, quiénes, por su parte, ya han manifestado a través de su portavoz en el Congreso, Luis de Grandes, su intención de no volver a considerar a Caldera como un "interlocutor válido" en sus relaciones con el partido opositor.