Una visita marcada por el protocolo
Por Noelia Hernández Martín2 min
España30-10-2002
La mano sólo para los hombres; para las mujeres, la inclinación de cabeza. El vino tipical spanish quedará en las bodegas esperando otra visita que acepte las costumbres españolas. La visita del presidente de la República de Irán, Mohamed Jatamí, la semana pasada, estuvo marcada por los problemas de protocolo y el trato discriminatorio de la mujer que propugna la Ley Islámica.
Con esta visita a España, Mohamed Jatamí trató de multiplicar sus contactos con Occidente y romper así el aislamiento del régimen islámico (es la primera visita oficial de un jefe de Estado de Irán desde el triunfo en Teherán, hace 23 años, de la Revolución Islámica). El presidente iraní aterrizó el pasado lunes en el aeropuerto de Barajas (Madrid). Allí la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, le recibió con una inclinación de cabeza que fue respondida por el líder iraní para así evitar el contacto físico con una mujer. La ministra ha comentado que no se sintió "ni humillada ni menospreciada" por no poder dar la mano a Jatamí. "El saludo es un encuentro entre dos personas y, al final, entre dos culturas, con lo cual hay que llegar a un entendimiento". Desde Barajas, las dos delegaciones partieron hacia el Palacio de El Pardo. Allí, Jatamí fue recibido por los Reyes en una ceremonia oficial en la que no se sirvieron bebidas alcohólicas, ya que el líder iraní no puede participar en reuniones en las que se consuma alcohol. El Rey Juan Carlos dio la mano al presidente iraní, mientras doña Sofía le recibió con una inclinación de cabeza que Jatamí no respondió. Miró a otro lado. Asimismo, el presidente iraní volvió a ignorar a la Reina cuando éste presentó a su séquito. Fuentes diplomáticas españolas explicaron que la costumbre es que el jefe de Estado visitante presente su séquito a la Reina sólo si viene acompañado de su esposa. Como el líder iraní no vino con su mujer, sólo presentó su séquito al Rey, y la Reina fue presentada por el jefe de protocolo de los visitantes. La cena privada que los reyes ofrecieron en la Zarzuela fue una fiesta sin vino, acomodando así las costumbres españolas a las del líder islámico. De esta forma, el desarrollo del programa estuvo marcado por las peculiaridades derivadas de la estricta observancia islámica del régimen teocrático iraní. Sin embargo, fue el miércoles cuando se manifestaron los únicos roces. Tanto los concejales que recibieron a Jatamí en el Ayuntamiento de Madrid como los diputados y senadores que le esperaban en el Senado optaron por saludarle con la cabeza para no discriminar a sus compañeras de sexo femenino que no hubieran podido darle la mano. De hecho, en la ceremonia sólo estuvieron presentes ocho de la veintena de mujeres que integran el Ayuntamiento. No obstante, el Presidente de Gobierno, José María Aznar, y Jatamí restaron importancia a los problemas de protocolo que han creado polémica en torno a esta visita y al final, Jatami aceptó la invitación de Aznar de almorzar "en privado" en La Moncloa, que en principio había sido suprimida del programa por el problema del vino.