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RELACIONES ESPAÑA-IRÁN

Jatamí: del conflicto protocolario al diálogo entre civilizaciones

Fotografía El presidente de Irán con José María Aznar en una reunión en La Moncloa

El presidente de Irán con José María Aznar en una reunión en La Moncloa

Por La SemanaTiempo de lectura4 min
España30-10-2002

El viaje oficial del presidente iraní, el hoyatoleslam Mohamed Jatamí, a España ha tenido importante repercusión económica para el mundo empresarial español, política para España, la Unión Europea y Estados Unidos, y ha estado cargado de indudable simbolismo cultural.

Jatamí pidió al Senado español que no haga caso de quienes “tiene su corazón lleno de odio a los musulmanes” y que España aproveche su influencia en América Latina para que la comunidad internacional apoye los esfuerzos de reforma en Irán. Explicó que en su país se está experimentando una democracia “basada en la religión” y que si tiene éxito, tendrá grandes repercusiones en todo el mundo islámico y consecuencias positivas para algo que “hoy por hoy, todos necesitamos”: el diálogo entre el islam y Occidente. Después de la virtual división del mundo en dos bandos, provocada por el discurso de Estados Unidos y su presidente, George W. Bush, tras el 11-S, Irán ha sido considerado uno de los países miembros el bando de los malos o “eje del mal”, junto con Irak, Libia y Corea del Norte. Mohamed Jatamí ha sido recibido en España con honores de jefe de Estado, y el Ministerio de Asuntos Exteriores afirma que sólo secunda la política al respecto marcada por la Unión Europea (UE), que el propio José María Aznar ha abanderado y liderado. La UE profesa, respecto a Irán, una política de “diálogo crítico” que logre avances paralelos tanto en materias económicas como de derechos humanos. Mohamed Jatamí fue elegido presidente de la República de Irán en mayo del año pasado por su carácter reformista y sus promesas de lograr un “islamismo democrático” que parece no llegar, pues en Irán se mantienen las condenas a muerte y la violación de derechos humanos como la libertad de información. Al respecto, el presidente iraní aseguró que necesita “tiempo” para abordar toda las reformas que desea. Concretamente, la situación de la mujer en Irán despierta fuertes críticas, y el propio protocolo que debía seguirse para la recepción de Jatamí lo puso de manifiesto, pues se debatía si las mujeres con las que se encontrara oficialmente en España debían o no llevar velo. El Ministerio de Exteriores español aseguraba que las autoridades iraníes no habían solicitado dicho requisito, y finalmente, mujeres como ana Palacio, ministra de asuntos Exteriores, vistieron al estilo occidental aunque el saludo estuvo desprovisto de cualquier contacto físico: Jatamí inclinaba su cabeza y se llevaba la mano al corazón para saludarlas. Expresó sus deseos de que la mujer "sea dueña de su destino y que tenga estudios y libertad". Opiniones de Jatami Jatamí ha tenido en su visita palabras para asuntos de actualidad. La política de Estados Unidos tras el 11-S la calificó de “errónea” y auguraba con ella un progresivo debilitamiento de los grupos islamistas más partidarios de la democracia, así como un creciente apoyo a las tesis de Osama Bin Laden. También se mostró contrario a un ataque unilateral contra Irak, y a que sea Washington el que imponga un cambio de Gobierno en Irak, que para Jatamí sólo puede ser fruto de la voluntad del propio pueblo iraquí. Para el presidente de Irán, urge encontrar un punto intermedio entre el radicalismo islámico y la intransigencia estadounidense.: “No se puede y no se debe recurrir a la violencia en nombre de la religión, igual que no se puede desplegar fuerzas militares por todo el mundo en nombre de los derechos humanos y de la democracia”. Diálogo entre civilizaciones El vino fue uno de los elementos que dieron lugar a problemas protocolarios. Irán no aceptaba en principio la habitual cena en La Moncloa por considerar que en ella era irrenunciable que se sirviera una bebida característica española. El problema inicial fue superado cuando el presidente del Gobierno, José María Aznar, invitó sobre la marcha a Jatamí a almorzar en privado en La Moncloa, invitación que el iraní aceptó. Aún más desde ese momento, intentaron minimizarse los detalles protocolarios. Aznar y Jatamí alcanzaron después un acuerdo por el cual, sendas comisiones gubernamentales en España e Irán se pondrán a trabajar sobre el diálogo entre la civilizaciones con la intención de que en el 2003 se reflejen en iniciativas concretas e, incluso, en una Gran Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno. Lo cierto es que, mientras Jatamí visitaba España, el principal grupo de oposición en el exilio criticaba la visita del que conocen como “la cara amable de la dictadura” de Irán.