Retrospectiva
Woody Allen a través del tiempo
Por Remedios Maroñas3 min
Cultura22-12-2017
Todo empezó escribiendo chistes para columnistas de prensa. Sí, ni cine, ni fotografía, ni literatura o música… Comedia. Así despegó y se dio a conocer Allan Stewart Konigsberg, más conocido como Woody Allen; nombre que el referente director, guionista, actor y músico de 82 años adoptó con tan solo diecisiete, entre otras cosas, por su admiración hacia el jazzista Woody Herman.
Woody Allen no fue un niño como los demás. De ascendencia judía y familia de origen ruso – austríaco, estudió hasta los ocho años en la escuela hebrea, y después, en la escuela pública en Brooklyn a la que el mismo definió como “ese lugar como una escuela, pero para maestros trastornados emocionalmente”.
A Allen nunca le gustó el colegio, y mucho menos el instituto, del que siempre ha explicado que lo más interesante residía en el béisbol y el boxeo. Pero inclusive mostraba su desinterés en la universidad de Nueva York en la que estudiaba, entre otras materias, Producción cinematográfica, algo que, a los hechos me remito, en el fondo si le importaba. Allen prefería y ha preferido siempre las proyecciones de películas a las asignaturas.
Tras trabajar varios años como guionista y humorista e inclusive a veces de actor en el night late de televisión What’s new, Pussy Cat?, Allen encontró su primera oportunidad cinematográfica.
Gracias al apoyo recibido por la productora Palomar Pictures, el director consiguió crear la que es su primera película completamente escrita y dirigida por él, y en la que incluso actúa como ladrón, Toma el dinero y corre. Pese a las críticas de la productora por el resultado, la película resultó ser un éxito para el público. Tras ello a Allen no le fue difícil encontrar trabajo. Así en 1970 el director firmó un contrato por mínimo 3 películas con la productora United Artists, productora creada por Charles Chaplin, y dirigió con ella sus siguientes tres éxitos Bananas, El dormilón y Love and Death.
No fue, realmente, hasta 1978 cuando obtuvo su primer gran reconocimiento público en el mercado estadounidense. Su primer Óscar como director por la comedia romántica Annie Hall; también galardonada con el Óscar a la mejor película del año, a la mejor actriz principal con Diane Keaton y al mejor guion original junto con Marshall Brickman. Pese al reconocimiento, el director no acudió a la entrega alegando que se había olvidado de la ceremonia. Este hecho no trastocó para nada su futuro. A Annie Hall le siguieron muchas otras películas; concretamente cuarenta que llegan hasta el día de hoy. Todos éxitos, más o menos, alabados por la crítica.
Entre las más elogiadas, Manhattan, con Meryl Streep, Mariel Hemingway y también, Diane Keaton, por entonces su musa y también pareja. Hannah y sus hermanas con la que consiguió entre otros premiso el Óscar al mejor guion o el premio Globo de Oro a la mejor película y Maridos y mujeres. Todas con sus temas fetiches; sus claves para el éxito. Las mujeres, las relaciones, las infidelidades, el sexo, el poder de la conversación, la muerte, el jazz y el judío. Siempre tratando de asemejarse a sus directores favoritos, Federico Fellini y Ingmar Bergmang.
Allen siempre ha sido fiel a los rasgos que definen y que llevaron al estrellato su cine, pese al paso del tiempo. Es este hecho el que hace que gran parte de la crítica considere que Allen está anticuado e, incluso, interpreten los juegos de luces de amaneceres, perpetuos atardeceres y horas mágicas de sus últimas películas con el crepúsculo final al que se ve sumido el creador.
Cierto, o no, Allen sigue sacando películas. La última estrenada este mismo mes de diciembre, Wonder Wheel, un drama protagonizado por Kate Winslet en el que en un parque de atracciones de la Coney Island de los años 50 se entremezclan la pasión, violencia y traición de cuatro vidas bajo una noria.