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Crisis alimentaria

Detectados huevos contaminados en siete países de la UE

Por Javier Álvarez LagoTiempo de lectura1 min
Sociedad09-08-2017

El finpropil es un compuesto químico que se usa principalmente como pesticida y como desparasitante en veterinaria. Sin embargo, la UE prohibió su uso en 2013 tanto para animales como para aquellos vegetales que estuvieran destinados al consumo humano. Y es que, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, su consumo provoca desde vómitos a graves problemas en el aparato digestivo.

Las partidas afectadas provienen de granjas de Bélgica y Holanda. La principal hipótesis que se maneja en estos instantes es que las empresas productoras de los mismos habrían usado el producto, pese a estar prohibido, como desparasitante para las gallinas por su menor coste con respecto a otros productos similares. Por ello, también preocupa que las propias gallinas puedan estar contaminadas, ya que consumir su carne tiene mucho más riesgos para la salud al encontrarse en ella en mayor proporción.

Esta crisis ha provocado que tanto el ejecutivo belga como el holandés hayan sido duramente criticados.Por su parte, el Gobierno belga recibió críticas desde Europa porque al parecer estaba investigando judicialmente este hecho hasta un mes y medio antes de que decidiese comunicarlo oficialmente al resto de socios europeos. Por otra parte, el propio ministro de Agricultura belga, Denis Ducarne, afirmó que lo que había dificultado enormemente la labor de las autoridades belgas era "la falta de cooperación del país vecino", Holanda, que no detectó el problema si no mucho después y cuando ya un gran número de partidas estaban en los estantes de los supermercados o traspasando las fronteras nacionales. Asimismo, Ducarne, según informa EFE, afirmó que esta crisis alimentaria debe ser considerada como un "problema europeo".

Entre las medidas tomadas por las autoridades de ambos países hasta el momento se encuentran la retirada de todos los huevos provenientes de las granjas y empresas afectadas (que están siendo investigadas por la Justicia en la actualidad por fraude) y un mayor seguimiento de la producción del resto del sector. Se cifra que el coste de esta crisis supera ya el millón de euros. Mientras que los criadores de gallinas de ambos países critican que se estén destruyendo partidas no contaminadas por precaución, las autoridades piden a sus ciudadanos no consumir huevos de momento.