Latinoamérica
El Congreso de Brasil evita que Temer sea investigado
Por Javier Álvarez Lago2 min
Internacional03-08-2017
En el pleno celebrado en el Congreso para debatir esta cuestión, Temer ha conseguido finalmente el apoyo de 263 diputados, mientras que han votado en contra 227 y se han abstenido dos. Así, el presidente logra tanto no ser investigado por el Tribunal Supremo del país (ya que su posición de presidente le blinda) como no tener que abandonar su cargo durante seis meses, tras los cuales sería destituido si era hallado culpable.
Tras el pleno, que no ha estado exento de cierta tensión, espectáculos circenses e insultos, el presidente ha comparecido en rueda de prensa, donde ha afirmado que "la decisión soberana del parlamento no es una victoria personal para nadie, sino que es una victoria del estado democrático y de derecho, de la fuerza de las instituciones y de la constitución". Cabe destacar que Temer niega todas las acusaciones que penden sobre él. Por su parte, la oposición pide su dimisión inmediata, pese a su fracaso en estas fechas en sede parlamentaria, y la convocatoria de elecciones generales. Mientras tanto, las calles de Brasil se han visto sacudidas por manifestantes que claman por su destitución, si bien la población no ha salido esta vez en masa, como si ha ocurrido en ocasiones anteriores.
Cabe recordar que la sombra que persigue a Temer desde hace más de dos meses se deriva de su relación con el magnate Joesley Batista, dueño de la multinacional cárnica JBS. En conversaciones grabadas por la justicia del país, publicadas en su día por el periódico O Globo, se podía escuchar como el presidente le decía a Batista que continuase pagando un soborno a Eduardo Cunha (ex-presidente del Congreso ahora en prisión) de cara a que este callase todo lo que sabía presuntamente sobre Temer. Y es que Cunha es una figura de la mayor relevancia para entender la política en Brasil, ya que es famoso por conocer todos los trapos sucios de la clase política brasileña, escándalos que le han llevado a él mismo a prisión. Asimismo, la fiscalía también le acusa de haber aceptado un soborno de más de 150.000 dólares de esta misma empresa.
Michel Temer, cuyo partido es el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, fue el vicepresidente de Dilma Rousseff hasta que esta fue destituida por el llamado impeachment (juicio político) que acabó con su mandato en 2016. Sobre su cabeza pendían acusaciones como el desvío de fondos públicos o el falseamiento de las cuentas públicas. Por todo ello, es cuanto menos curioso que el mismo Congreso que en su día alejó del poder a Rousseff mantenga ahora en él a Temer.
Asimismo, el anterior presidente de Brasil, el histórico líder del Partido de los Trabajadores Lula da Silva, también está acusado de múltiples delitos, habiendo sido ya condenado a más de nueve años de cárcel por su relación con el llamado Caso Petrobas. Y es que la clase política del país está en gran medida afectada por la corrupción, incluso en sus más altas esferas. Prueba de ello es que, además de las peripecias con la justicia del país de sus últimos presidentes, más de 40 diputados del Congreso estén siendo investigados por corrupción en la actualidad.