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VENEZUELA

Los mismos insurrectos de abril declaran la desobediencia a Chávez

Por Vicente García GandíaTiempo de lectura2 min
Internacional27-10-2002

Cerca de 2.000 antichavistas les mostraron su apoyo desde la plaza de Altamira y dieron paso a una semana convulsa para el país latinoamericano. Al tercer día de huelga general contra Chávez en 10 meses de legislatura, el martes de la semana pasada, 14 generales y almirantes, muchos de ellos relacionados con el golpe de Estado que depuso a Chávez durante 47 horas en abril, llamaron a toda la sociedad venezolana a levantarse contra la autoridad del Gobierno.

Desde aquel momento, convirtieron la plaza Altamira, rebautizada como "plaza de la Libertad", al este de Caracas en el eco de unas caceroladas contra el poder que tanto se habían escuchado en Argentina. Las reacciones entre las autoridades e instituciones de Venezuela fueron tajantes: el Alto Mando castrense, el Ejecutivo, la oposición y el pueblo tomaron las calles al tiempo que los antichavistas defendían sus pretensiones en la capital del país. Desde el exterior, EE.UU., y la Organización de Estados Americanos (OEA) criticaban este nuevo intento de hacerse con el poder y mostraban su apoyo a las instituciones vigentes y democráticas. La misma noche del martes, el secretario general de la OEA, César Gaviria, declaró en un comunicado que la actitud de los rebeldes quebrantaba "la lealtad constitucional que los oficiales deben al presidente" y que contravenía el artículo cuarto de la Carta Democrática Interamericana suscrita por los países del hemisferio en 2001. Por su parte, la Coordinadora Democrática, que agrupa a los partidos y organizaciones opositoras, si al principio se mantuvo al margen del pronunciamiento del general Medina, acabó ofreciendo a las pocas horas su apoyo a los 14 oficiales de alto rango que se declararon en desobediencia, aunque algunos portavoces dejaron claro que no apoyarían en ningún caso un golpe militar. Mientras desde el Ejecutivo se habla de "payasada", lo cierto es que la grave crisis económica ha provocado la caída de la popularidad del actual presidente del 84 al 33 por ciento según la consultora Séller & Asociados. Si en abril el intento de Chávez de reformar la empresa petrolera PDVSA llevó a los rebeldes a intentar el fracasado golpe de Estado, ahora, los insurrectos se levantan por una situación económica que ya se hace insostenible. La economía venezolana adolece de un aumento enorme del paro (1,8 millones de personas sin empleo), sufre una masiva salida de capitales (que la oposición sitúa por encima de los 100.000 millones de dólares), no se recupera de un importante incremento de la deuda interna (del ocho al 12 por ciento del PIB en un año), no levanta cabeza por una deuda externa de cerca de 38.000 millones de dólares, padece un crecimiento aumento imparable de la inflación (un 33 por ciento en septiembre) y pierde a su moneda propia (la depreciación del bolívar es superior al 100 por ciento). Mientras la Coordinadora Democrática ha recogido cerca de un millón y medio de firmas para exigir legalmente al Consejo Nacional Electoral la celebración de un referéndum con la pregunta "¿Desea usted o no que el presidente Hugo Chávez continúe en el poder?"