GOLF
Sergio García gana el Masters de Augusta
Por Luis Prieto4 min
Deportes10-04-2017
Han pasado 18 años, 216 meses desde que Olazábal se pusiera la tan deseada chaqueta verde. Más de 6500 días con más decepciones que alegrías, con un país que ya buscaba ilusión en el futuro sin dar fe ciega en el presente, con un Sergio García que cada "major" se convertía en una pesadilla... pero un putt, el mismo que le arrebató un US Open de la forma más cruel, cambió ayer el rumbo del golf español.
Los sueños están para cumplirse, y más vale tarde que nunca. Cuando pocos eran los que daban un duro por él, cuando las miradas estaban puestas en estrellas emergentes, un Sergio García que en nada se parece al de otros años se llevó uno de los Masters más emocionantes que se recuerdan. Tras acabar co-líder el viernes y el sábado llegó el día donde uno se juega todo, donde la sorpresa pasa a convertirse en realidad, el momento en el que se forja un campeón. Spieth y Fowler, los dos jóvenes americanos que salían en el partido anterior, se presentaban como los grandes rivales del español, pero el peligro duró poco. Spieth volvió a mostrar su lado más irregular en el green y a Fowler le vino todo muy grande, provocando que el Masters fuera un cara a cara entre dos amigos, dos compañeros de Ryder, dos jugadores que deseaban este trofeo.
Sin amenazas por parte de ningún otro jugador García y Rose se jugaron el título en su partido estelar. Sergio arrancó mejor que nunca (dos birdies y oportunidades para alguno más) y un bogey de Justin permitió que el español se escapara en el tanteo. Sergio se mantuvo firme con pocos errores y Rose, que fue de menos a más acumulando birdies, se plantó empatado con el español al acabar los primeros 9 hoyos.
Y llegó la parte más difícil del campo. Los hoyos 10, 11 y 12. Su dura fama se queda corta, y quizás no tanto por la dificultad en sí, pero tienen algo que como te despistes hacen que pases de la gloria al desastre en un momento. Justin Rose venía enchufado después de sus 3 birdies consecutivos en la primera vuelta y no tuvo problemas en superar este Everest, pero Sergio estuvo a punto de tirar el torneo. Dos bogeys seguidos en el 10 y 11 dieron ventaja al inglés y nublaron la mente de un Sergio al que se le empezaron a aparecer los fantasmas del pasado.
El hoyo 13 fue el punto de inflexión, posiblemente el hoyo del torneo para Sergio, no tanto por su resultado sino más bien por su capacidad de recuperación en momentos delicados, esa pausa que antes no tenía y que le hizo perder más que ganar. Esta vez fue diferente y, tras jugarse una salida por encima de los árboles, la bola acabó en un matorral. Tuvo que dropar, se jugó dos golpes magníficos y sacó un par con color de birdie, el mismo resultado que Justin pero con sabores distintos. Entonces llegó el oro, el premio a la resistencia. Un magnífico birdie en el 14 y un eagle para el recuerdo en el 15 igualaron el partido y dieron a García el impulso necesario para llevarse el Master. Desde que lo hiciera Olazábal ningún campeón había logrado un eagle en el 15 en la última vuelta. Sergio lo hizo y, posiblemente, no se podría hacer mejor.
Con todo igualado llegó el momento de dudas en ambos jugadores. Sergio, que parecía meter todo lo que tocaba, hizo un bogey en el 16 con el que se despedía del título, pero Rose le devolvió el error con un bogey en el 17 que nadie esperaba. Un putt de un metro que no entró, porque no tenía que entrar, porque éste era el major de Sergio.
Y llegó el 18, una situación que todo jugador sueña vivir: último partido, último hoyo, todo igualado... miles de personas pendientes de dos jugadores que acusaron los nervios. Sergio dio dos golpazos para dejarse una oportunidad clara de birdie y Rose, con un segundo golpe bastante fortuito, le copió el lugar en el green. Quien la metiera se llevaba el Masters, y nadie lo hizo. Primero falló Rose y Sergio tenía a todo el planeta pendiente de él, de ese putt, pero la presión fue muy grande y el hoyo se hizo muy pequeño. Pese a haber fallado se veía a Sergio convencido de que este era su torneo, calmado como nunca y con ganas de comenzar el desempate.
Se volvió a jugar el hoyo 18 y aquí Justin Rose ya no tuvo tanta suerte. Sergio clavó la salida, el inglés se fue a los árboles y se acabó el torneo. Rose no tenía tiro directo a green (llegó de 3) y Sergio al dejó a 2 metros escasos de bandera con el segundo golpe. El español tenía dos putts para ganar, pero solo necesitó uno. Sergio Garcia fue grande, honró a Seve en el que sería su 60 cumpleaños y metió un birdie que valía un Masters de Augusta.
Después de tantos malos momentos, después de haber declarado él mismo que no tenía nivel para ganar un "grande", lo consiguió. El mundo del deporte se volcó en felicitar a un jugador querido en todo el mundo y que se lo merece como nadie. Con esta victoria se convierte en el tercer español en toda la historia que viste la chaqueta verde (después de las dos de Ballesteros y Olazábal) una chaqueta que, por cierto, le queda de maravilla.