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Periodismo

Disminuye el número de periodistas asesinados en 2016

Por Paloma SztrancmanTiempo de lectura2 min
Comunicación19-12-2016

El número de personas que ejerciendo la profesión del periodismo han sido asesinados ha disminuido respecto al año pasado, convirtiendo a 2016 en el año en el que la cifra ha alcanzado su mínimo desde 2006. El descenso de los asesinados está relacionado con la huida de periodistas de los llamados países peligrosos como Irak, Siria, Afganistán, Libia, Bangladesh, Burundi y Yemen. Otro motivo de esta disminución es el terror que imponen los predadores de la libertad de prensa, aquellos que cierran los medios de comunicación e imponen la censura.

Entre los periodistas asesinados, tal y como recogen los datos del balance anual de Reporteros Sin Fronteras, el 65% fueron asesinados en zonas de conflicto. Estos datos son contrarios a la tendencia de 2015, en el que un gran número de periodistas perdió la vida en países más seguros, como el célebre caso de los atentados a la sede francesa de Charlie Hebdo. En esta ocasión, el país en el que los periodistas corren más peligro es México, al tener que enfrentarse a la violencia policial y de los carteles o a las propias autoridades corruptas.  

De las cifras totales, un 95% resultaron asesinados en su país local, mientras que solo cuatro fueron asesinados en un país extranjero. Destacan los casos de Mohammed Zaher al-Shurqat, un opositor sirio al Estado Islámico y director de un programa religioso moderado, que fue asesinado a causa de una balazo en las calles turcas de Gaziantep; el fotoperiodista americano David Gilkey, que trabajaba para la radio y que debido a una emboscada perpetrada por talibanes al convoy en el que viajaba perdió la vida; el fotoperiodista holandés Jeroen Oerlemans, asesinado por un francotirador del grupo Estado Islámico en Libia mientras desempeñaba su labor el periódico belga Knack cubriendo los combates entre yihadistas y el Gobierno de Unidad Nacional y el iraní Mohsen Khazai, periodista de la radiotelevisión, que pereció en Alepo debido a un disparo de obús.

De todas las personas asesinadas, el número de mujeres se ve reducido a cinco. Mariam Ebrahimi, Mehri Azizi y Zainab Mirzaee fallecieron en Afganistán a causa de la explosión de un coche bomba en Kabul; Anabel Flores Salazar fue asesinada en México, donde escribía noticias relacionadas con el crimen organizado hasta que fue secuestrada y hallada sin vida un día después, y Salad Osman Sagal, en Somalía, productora y locutora de la emisora de Radio Mogadiscio, asesinada en la universidad donde estudiaba. Aunque las causas de este último caso todavía no se han esclarecido, la milicia islamista Al Shabab resulta sospechosa debido al terror infundido a los periodistas del país africano. 

Christophe Deloire, secretario general de Reporteros Sin Fronteras, apunta que “La violencia contra los periodistas se ejerce, cada vez más, de forma deliberada”. Como medidas de protección, varias Organizaciones No Gubernamentales, medios de comunicación, periodistas y personalidades públicas con procedencias de todos los continentes establecieron una propuesta para nombrar a un "protector de periodistas". Esta figura tendría como funciones la capacidad de actuar con rapidez y la legitimidad para coordinar los esfuerzos de las Naciones Unidas en lo relativo a la seguridad con el fin de reducir los ataques a los periodistas. La propuesta se uniría a la ya vigente guía práctica de seguridad de los periodistas, disponible en varios idiomas y destinada especialmente a reporteros que realicen su trabajo en las "zonas de riesgo", en la que además da consejos para proteger fuentes, datos, comunicaciones y demás medidas para los periodistas digitales en regímenes autoritarios.