Obama
Ese “color especial” que se perdió Obama
Por Cristina González Boyarizo2 min
Cultura11-07-2016
El Presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, quien recientemente ha finalizado su visita a España, se vio en la obligación de cancelar un rápido viaje a Sevilla, que quedó programado en un principio. Son múltiples las maravillas que el dirigente americano se ha perdido con los nuevos planes, pero aquí quedan mencionados algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad, a modo de guía turística.
Para empezar, lo idóneo es coger una idea fugaz del grueso de la ciudad acercándose al centro histórico de la misma, el mayor de Europa, coronado con una hermosura extraordinaria. Merece la pena especialmente por sus valiosos monumentos, tanto religiosos como laicos. Cada uno de ellos esconde un secreto y un pedacito de historia. Entre los fundamentales están el Alcázar, la Catedral o el archivo de indias, cabe destacar que algunos han sido nombrados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En cuanto a barrios, concretamente la calle Sierpes llama la atención sobre otras. Repleta de comercios como está suele ser un rumbo muy solicitado para los turistas, tiene un gran tamaño y podría considerarse el centro neurálgico, rodeada de tabernas y bares donde pasar un rato agradable con los turistas más “salaos”.
La Giralda, otro lugar clave archiconocido en el mundo entero. Ciertamente es difícil llegar hasta arriba, pues es necesario esforzarse primero en subir los treinta y seis tramos de rampas, pero desde luego una vez alcanzado el último se obtiene la recompensa. Desde su campanario el visitante disfruta de una panorámica que le deja sin aliento. Una vez en el apodado “techo de Sevilla” el mundo se ve con otros ojos y las mayores preocupaciones parecen menguar. Un auténtico remanso de paz ideal para la reflexión introspectiva e incluso el encuentro con uno mismo. Este monumento, de estilo renacentista en su mayoría, encierra la mayor parte de historia sevillana entre sus muros. Primero el muecín anunciaba allí la oración, luego se ocuparon de ello las campanas. Posteriormente se construyó el giraldillo, otra delicia arquitectónica. Toda Sevilla en un solo edificio.
El otro gran pilar de este paraíso andaluz es el conocidísimo Alcázar, considerado por muchos como el “hermano gemelo” de la Alhambra, por su enorme parecido exterior. Si algo la define es el multiculturalismo, se unen las tradiciones judía, árabe y cristiana, en una mezcla tan sonada que invita a pensar en la tolerancia cultural. Algunos de los rincones más destacados en el corazón de este palacio son los salones, el Patio de las Doncellas, las maravillas halladas en la Real Escuela de Tapices, o incluso las alcobas de los monarcas, que encierran mil misterios y leyendas mágicas. Todas las intrigas de palacio imaginables sucedían en la edificación más antigua del lugar, que cada rey, ha ido modelando según criterio personal.
Por último, aunque no por ello menos importante, remarcar la buenísima fama de la gastronomía andaluza, y no hay mejor modo de descubrirla que acercarse a alguno de los restaurantes recomendados de la ciudad, todos ellos repletos de buen sabor y servicio. O que decir de los emblemáticos paseos en coche de caballos, una experiencia tan mágica como enriquecedora. Todo esto se perdió el Señor Obama suspendiendo su corto paseo, quizá la próxima vez podrá enamorarse de cada rincón sevillano. Lástima que se haya perdido ese color especial y ese duende del que todos hablan.