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ORIENTE MEDIO

No cesan los atentados durante el asedio de Arafat

Por Lucía DíazTiempo de lectura2 min
Internacional29-09-2002

El nuevo asedio del presidente palestino, Yaser Arafat, constituye una fase nueva de una estrategia israelí que tiene como objetivo eliminarlo políticamente. Este cerco militar israelí se produce en unos momentos en los que la autoridad del líder palestino se cuestiona en los territorios palestinos, hasta tal punto de que el gobierno designado por Arafat, tuvo que dimitir el pasado 11 de septiembre para evitar una moción de censura en el parlamento palestino, a pesar de que está controlado por su propio movimiento, el Fatah.

Sin embargo, a pesar de la situación que vive el presidente palestino, desde su asedio en la Mukata de Ramala, ha animado a su pueblo a continuar con la Intifada hasta que consiga sus objetivos. Como resultado de la lucha y los enfrentamientos en las calles, dos palestinos murieron la semana pasada coincidiendo con las celebraciones del segundo año del levantamiento contra la ocupación israelí. Pero no fueron las únicas víctimas: otros dos palestinos murieron también en la franja de Gaza por disparos de las tropas israelíes, el día en el que se celebraba el segundo aniversario de la Intifada de Al Aqsa, que estalló exactamente hace una año después de una controvertida visita del hoy primer ministro israelí, Ariel Sharon, a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén. Mientras tanto, desde el otro lado del Atlántico, George Bush comentó el pasado lunes ciertos puntos sobre su plan para la paz en Oriente Medio y criticó duramente a Arafat al decir que los palestinos deben escoger líderes que “no estén comprometidos con el terrorismo” si quieren alcanzar un estado junto a Israel. La respuesta desde Europa a estas declaraciones de Washington vino entonces del jefe de la Política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana, que manifestó su desacuerdo total con las ideas de Bush en lo que respecta al cambio de la presidencia palestina. Mientras el debate político latía entre EE.UU. y Europa, docenas de jóvenes palestinos se concentraban el pasado fin de semana cerca del asentamiento judío de Netzarim, al sur de la ciudad de Gaza. Jaleando lemas contra Israel, quemaron neumáticos y lanzaron piedras contra los tanques que todavía bloquean la carretera. La respuesta desde Israel fue contundente: los soldados del Ejército de Sharon arrojaron gases lacrimógenos y dispararon balas de caucho y munición ligera contra los chicos. Como resultado, un muerto y seis heridos más que añadir a la lista interminable de víctimas de esta última Intifada.