TERRORISMO
El Estado fallido de Afganistán no frena a los talibanes
Por Selene Pisabarro2 min
España13-12-2015
Más de cien españoles han muerto en los últimos trece años en Afganistán. En el 2002 el ejército llegó al país en el que se escondía el terrorista más buscado: Osama Bin Laden, el líder de la organización yihadista Al Qaeda. Cerca de 30.000 militares españoles han pisado suelo afgano y apenas queda ya una veintena. A diferencia de España, Alemania se ha comprometido a mantener en 2016 a casi mil efectivos desplegados sobre el terreno, al igual que los casi 10.000 de Estados Unidos.
El objetivo en 2002 no sólo era encontrar a Bin Laden, sino también derrotar al Gobierno talibán. Todo respondía a la operación militar que lanzó el expresidente norteamericano, George W. Bush, en un intento por vengar la muerte de casi 3.000 personas durante los atentados del 11 de septiembre. 26 días después del ataque, EE.UU. comenzaba a bombardear Afganistán.
Desde entonces, más de 30.000 militares han pasado por Afganistán en la misión de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF, por sus siglas en inglés) que ha liderado la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN). Una estrategia que ha servido para adoctrinar al ejército afgano y conseguir que se instaure un Gobierno democrático.
Sin embargo, España puso punto y final en octubre de este año a una operación militar que ha durado 13 años y que se ha saldado con 102 muertes, entre ellas las de 64 militares que viajaban a bordo del Yak 42 en 2003. Los últimos 236 militares han vuelto a España, aunque permanecerán una veintena en la embajada para asesorar al Gobierno y proporcionar seguridad.
Los talibanes continúan intentando arrebatar el poder al Gobierno de Kabul, especialmente en las zonas rurales. Se trata de un Estado fallido en el que su presidente, Ashraf Ghani, no es capaz de controlar todo el territorio. Este miércoles intentaron ponerse al frente del aeropuerto de Kandahar –la segunda ciudad más grande-, donde la OTAN comparte una base militar con el ejército afgano. La operación se saldó con 37 muertos tras más de 20 horas de asalto.
El ataque coincidió con la conferencia se seguridad regional en Islamabab (Pakistán), donde participaba el presidente afgano, que reclamó más ayuda para luchar contra la insurgencia islamista. Sí consiguieron tomar Kunduz en septiembre, una ciudad en la que viven 270.000 personas aunque, finalmente, el ejército afgano –apoyado por la aviación estadounidense- consiguió liberarla. Sin embargo, los talibanes están divididos.
Frente a la unidad que representaba su líder, el mulá Omar; tras su muerte, hace dos años, se han producido guerras internas. Uno de los motivos es que una pequeña facción del movimiento es partidarias de entablar conversaciones con el presidente Ghani. Además, se enfrentan a partidarios de Al Qaeda, el Movimiento Islámico de Uzbekistán, la disidencia del Fedai Mahaz Tahrik Islami Afganistán (Movimiento Islámico de Afganistán - Frente del Suicidio) que también desarrollan su actividad armada en Afganistán.
Aun así, ni Afganistán se libra del yihadismo del mal llamado Estado Islámico. Entre sus combatientes se encuentran antiguos talibanes pakistaníes que estuvieron hace más de diez años a las órdenes de Bin Laden. A pesar de que en un momento determinado los talibanes toleraron a Al Qaeda, ahora no permiten que el Dáesh les comience a invadir territorio y se producen enfrentamientos entre Dáesh y los talibanos por su lucha de poder.