ORIENTE MEDIO
El Parlamento palestino fuerza a dimitir al Gobierno de Arafat en pleno
Por Txema García2 min
Internacional15-09-2002
Arafat decidió no tener que pasar por el mal trago de ver como el Parlamento sancionaba claramente su gestión al frente de la ANP en la figura de sus ministros y decidió aceptar la dimisión de los mismos. Para los analistas, la decisión de los representantes populares palestinos es el mayor desafío al que el Majlis ha sometido al rais, desde que éste comenzase a dirigir la ANP, en 1994.
El líder palestino conocía que, días antes, un grupo numeroso de diputados advirtió de que no otorgaría su voto de confianza al actual Gabinete. Arafat trató de salvar los muebles in extremis, convocó a los diputados de su partido, y les ofreció someter a votación únicamente la permanencia de los cinco ministros nuevos que nombró en junio y prolongar la vida política del resto hasta las próximas elecciones. A cambio, Arafat se comprometió con la fecha del próximo 20 de enero para que se lleven a cabo los comicios. Sin embargo, los diputados no aceptaron la propuesta porque, a su juicio, son precisamente los ministros veteranos los que deben salir del Gabinete ya que para muchos son corruptos e incompetentes. Así mismo, achacan al presidente palestino haber cedido demasiado a Israel respecto a los Acuerdos de Oslo y haberse sometido a las presiones de Washington. Lo que subyace detrás de esta “rebelión” es la censura a la manera de hacer las cosas del propio Yasir Arafat, y de la marginación a la que éste sometió al Parlamento, desde su creación hasta que las presiones internas y externas le obligaron a tener que contar con él. Un hecho relevante es que el núcleo de la “insurrección” está formado por el propio partido de Arafat, Al Fatah, que es también el mayoritario en el Majlis (de los 88 escaños, 55 los controla Al Fatah y en ellos se sientan al menos 20 de los treinta y tantos diputados rebeldes). En este sentido, los analistas apuntan que la mayoría de los diputados rebeldes son participantes de la primera Intifada, que luego quedaron relegados tras la llegada de los llamados “tunecinos”, es decir aquellos que estaban en el exilio con Arafat. De la misma manera, se trata también del reflejo del descontento de Gaza, siempre marginada a la hora de nombrar altos cargos. La dimisión del Ejecutivo de Arafat fue acogida con cierta satisfacción por parte de las autoridades israelíes quienes la interpretaron como una señal de la pérdida de peso del rais. Para el general Ajaron Zeevi, el jefe del AMAN (servicio de Inteligencia militar israelí), “lo que le han dicho los palestinos a Arafat es que quieren reformas de verdad, no cambios cosméticos ni a la vieja guardia”. Por su parte, el ministro de Defensa, Benjamin Ben Eliezer, se vaticinó la posibilidad de un futuro próximo de negociaciones con los contrincantes de Arafat.