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TENIS

Nadal y Muguruza, otra vez será

Por M. Elena Martínez QuesadaTiempo de lectura2 min
Deportes01-11-2015

Qué difícil es apearse de los sueños. Qué duro se hace levantar el rostro magullado y mantener la mirada altiva cuando se ha caído. Terriblemente difícil. Sobre todo cuando a sólo un paso está éxito. Sea en Singapur o en Basilea. Un triunfo que lleva un fluir vagabundo, de grandes piedras en el camino imposibles de sortear. Rocas con nombre propio, Roger Federer o Agnieska Radwanska, que frenan a titanes como Rafa Nadal y Garbiñe Muguruza. Ambos han tropezado, en semifinales y en la final, pero su ambición es más grande. Seguirán.

Lo importante después de haber caído es saber recomponerse. Levantarse, mirar al frente y seguir divisando triunfos. Sueños. Nadal ya lo ha demostrado en numerosas ocasiones. Sus lesiones han sido una gran losa en su camino que siempre ha sabido levantar. Siempre ha sabido sacar punta a su zurda de oro para coronarse número uno del ranking mundial. El único que emociona y hace llorar a los grandes. Su alter ego, llamada Muguruza, también ha hecho derramar muchas lágrimas esta temporada. Sinónimo del esfuerzo y el sacrificio más puros, encaró la Masters Cup como una revelación de su nombre. Un portento. Lástima que a veces, aunque no lo merezcamos, nos arrebaten los sueños. Pero así crecen los grandes. Por cada dos victorias, una amarga derrota.

El ATP 500 de Basilea se le atravesó a Nadal. Más bien se cruzó en su camino el inmortal Federer. Tres años después, el maestro suizo ducho en el tenis elegante y perdurable, acabó con el de Manacor con un contundente 6-3, 5-7 y 6-3. Ejerció bien de anfitrión y no permitió el resurgir de un Nadal que parecía tomar Basilea. En su 34º enfrentamiento, le derrotó donde más duele, en la final, en su casa y con otra clase magistral más. La temática, nuevamente, fueron sus saques: firmó 12 aces y el 76% de los puntos con primeros saques. Demasiados factores a favor se alinearon al suizo. Se hizo con facilidad con el primer set, aunque el español le rebatió el segundo como mejor sabe, remontando. Sin embargo, la veteranía tuvo su peso. Nadal nadó a contra corriente, demostrando su mejoría, su sed de más. Ese carácter campeón de levantarse después de haberse caído. Esta vez lo tocó caer. Está quinto en la lista. En París tendrá que alzarse de nuevo.

Un sueño con final truncado. Así podría definir Muguruza su paso por el Masters Cup de Singapur. Y seguir sonriendo. La joven promesa española cautivó desde el primer partido de la WTA Finals, debut dorado, y llegó a semifinales con todas las de ganar. Mala suerte que el destino tuviera preparado para ella una derrota inmerecida. Aunque Radwanska jugara uno de sus mejores partidos y fuera una gran rival; aunque Garbiñe se anotara el primer set tras levantar un 1-4 en el tie-break. La tenista polaca fue su sombra, y acabó venciéndola 6-7 (5), 6-3 y 7-5 después de dos horas y 38 minutos de pura lucha en una semifinal en la que llegó casi favorita, pero acabó cayendo. Desvanecido su sueño, la española también tuvo la oportunidad de meterse de lleno en la final de dobles junto a Carla Suárez. Pero, nuevamente, la crueldad se cebó con las españolas. Hlavackova-Hradecka serán las que se midan finalmente a la primera pareja mundial. Así es la victoria. Caer y levantarse. Levantarse y caer, para después saber ganar.