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Eurobasket 2015

No es como empieza, sino como acaba

Por Manuel Viñuales AbarcaTiempo de lectura5 min
Deportes21-09-2015

La incertidumbre y el miedo de los pasados campeonatos donde España no dio su máximo potencial podían ahogar la fe en la victoria. Las caras visibles y los debutantes vencieron todos y cada uno de los amistosos previos al torneo, partidos criticados por muchos por el escaso nivel de los contrincantes. Ya en el torneo, la cosa iba a ser mucho más complicada.

España estaba en el grupo más duro del campeonato y en el primer encuentro se encontraron con los subcampeones del mundo, Serbia. El partido inaugural siempre es vital y si encima te enfrentas a la posible favorita del torneo se debe dar el máximo y sacar la batalla adelante. El primer cuarto fue apabullante a favor de la “roja”, pero el nivel del combinado nacional fue cayendo a medida que pasaban y pasaban los minutos, al final, primera derrota. No había miedo. Ese era el que había que perder, Scariolo pudo ver donde se podía mejorar y sacar pecho de esa derrota. El hambre de victoria se vio ante Turquía, que venían de ganar a Italia. Todos los malos espíritus parecieron desaparecer, Pau superó los 20 puntos y el banquillo fue espectacular, con una gran actuación de Pau Ribas. Ya era la selección española que todos querían ver. Después de una caída es difícil levantarse, pero hay que hacerlo, lo difícil es cuando te levantas y vuelves al suelo de nuevo.

Italia devolvió a la tierra a los de Scariolo. Fue el peor partido del  Eurobasket, España encajó 105 puntos, después de ese enfrentamiento, la selección era la peor defensa del campeonato. Los italianos les mataron a base de triples, Mario Belinelli y Danilo Gallinari endosaron 56 puntos entre los dos. Ellos anotaban todo y ni al “Chacho”, ni a Sergio Llull, ni a Rudy les entraba uno, los 34 puntos de Gasol fueron inútiles. El rebote era un verdadero problema, ni un profesional como es en esa faceta Felipe Reyes podía anteponerse a los rivales. Tras ese  partido entró el miedo, restaban dos para terminar la primera fase y una derrota más mandaba a casa al combinado de Scariolo. Islandia fue un trámite, el más débil del  grupo y con su fe por delante de la calidad, dieron la talla pero no hicieron peligrar la victoria. Lo difícil vino después. La anfitriona de la primera fase fue Alemania y contra ellos se jugaban el pase a los octavos, eran ellos o los Pau Gasol, Reyes, Rudy y compañía. Si se perdía, España no iría a las olimpiadas. El miedo se veía en ambos conjuntos, eran dos grandes selecciones jugándose mucho. Los liderados por el veterano Dirk Nowitzki jugaron de cara a cara contra los españoles, ninguno se marchaba con claridad en el marcador. Fue el tercer cuarto cuando la ÑBA reaccionó y pareció sentenciar el partido. Los 12 puntos de ventaja para el último cuarto seguramente era suficiente, pero en este torneo los aficionados se han acostumbrado a sufrir y este encuentro no sería para menos. Un punto separó el billete de vuelta a España del de Lille. Los de Scariolo estaban en la siguiente fase, pero casi nadie apostaba por ellos para el triunfo final, incluso los jugadores hablaban más de conseguir el billete a Río de Janeiro que en alzar el tercer Eurobasket.

El encuentro ante Polonia supuso un cambio en España. Empezaron a creer en sí  mismos, costó ganarles pues hasta los 10 minutos finales no lograron despegarse en el marcador. Pero si coge Gasol y anota seis de siete triples quiere decir que algo ha cambiado. Se echó al equipo a las espaldas y con 30 puntos mostró que España era de las buenas. En cuartos de final, llegó el inicio de la gran España. Grecia estaba enfrente e invicta hasta el momento, más favorita que los de Scariolo y con el público a su favor. La única mala suerte que tuvieron es que no tenían a la pareja de los Chicago Bulls. La compenetración entre ambos fue un lujo, entre los dos anotaron más de la mitad de los puntos. Se sufrió como en el resto del torneo, pues solo se ganó dos puntos y encima tocó remontar en el último cuarto. 

El jueves 17 de septiembre fue el día. En los bares se podía escuchar la falta de fe del público. Francia anotaba cinco puntos y España sudada sangre para empatarles. Fueron persiguiendo a los locales como si de una carrera se tratase, con el rival cada vez más lejos. Si esta situación hubiera pasado la primera semana de campeonato, la selección habría perdido sin ninguna duda. Eran los mismos 12 chicos, pero con otra mentalidad, más maduros, cada silbido de los 27.000 espectadores franceses que llenaban el estadio eran gritos de ánimos en los pupilos de Scariolo. Pero si además tienes una leyenda viva del baloncesto llamado Pau Gasol la remontada se vuelve más fácil. Su hambre debilitó a los rivales, su coraje dio alas al equipo. Todos los balones iban a él, al final solo él tiraba y se la jugaba, con la fortuna de que entraban todas. Ese día todo cambió, no eran el equipo con miedo  del principio, eran 12 jugadores de baloncesto entregados por una meta. El pabellón enmudeció ante la eliminación de los suyos, pero en los salones de España todo eran vítores viendo en el televisor a un emocionado Pau Gasol. 

La final fue el momento más tranquilo para los de Scariolo desde el primer minuto se alejaron en el marcador y la selección Lituana no daba señales de mejorar. Supieron apretar en los mejores momentos, no desconcentrarse en ningún minuto y sacar la experiencia que la mayoría tiene para estos partidos, no fue un encuentro perfecto pero se ganó con coraje y fuerza. Ese es el resumen de España, una selección que fue de menos a más en el torneo y que fue aprendiendo de sus errores y de las derrotas, que aunque no tenía a algunas de sus estrellas, supieron ver en Gasol un líder al que seguir y de este modo sumar la tercera medalla de oro en un Eurobasket para España, pues la edad de oro del baloncesto español continúa y nadie sabe cuando parará.