Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

Clasificación Eurocopa

España vuelve a ser España y recupera el liderato

Por Rubén GallardoTiempo de lectura2 min
Deportes06-09-2015

Los de Vicente del Bosque una vez perdieron el rumbo. Tanto, tanto que se dejaron el liderato de un grupo a priori asequible por el camino. Pues Eslovaquia fue el rival, Asturias la ciudad y el Carlos Tartiere el estadio en el que España recuperó el liderato, el gusto por el buen fútbol y el dominio total del balón.Volvió España.

Al fondo se ve la Eurocopa de 2015, muy al fondo. Hacia allí va la locomotora roja. El caso es que había perdido fuelle, Vicente del Bosque, el conductor, había perdido algo de credibilidad ante sus pasajeros peor el cargamento que un día brilló tenía que volver a brillar. Pongamos que las vías son un balón y que su buen uso han de llevar al destino sí o sí. Era el turno del rencuentro. Íker Casillas veía a sus ex compañeros, Diego Costa se veía de nuevo las caras con una de las pocas camisetas a las que sigue sin acostumbrarse. Y De Gea, que sí, que también estaba. Delante el líder del grupo clasificatorio, Eslovaquia, aquella que hizo descarrilar un tren que parecía bien fijado y seguro. La que dejó al equipo español con la obligación de ganar prácticamente todo lo que jugase hasta el final de la fase previa a la Eurocopa. No había mucho nuevo en el cargamento, 'el maquinista' había apostado por la misma base salvo por alguna cara algo más nueva. Resultó ser que el maquinista fue otro. Se desveló el mismo sobre el tapete verde asturiano. era un viejo conocido, alguien a quien le costó hacer ver lo válido y necesario que es. David Silva se hace llamar y cuando ese hombre se pone el traje de faena, las flores crecen a su alrededor.

No salió el sol porque ya era de noche pero no hubiera sido de extrañar en el mismo momento en el que el canario sacaba la pala del carbón y con un pase milimétrico destrozaba una defensa rígida para que Jordi Alba anotase de cabeza. Pareció fácil. Entonces todo era alegría, la locomotora carburó y España monopolizó el juego y las ocasiones -alguna contra y algún despiste de Sergio Ramos fueron la excepción-. Entraba por banda, por el centro, el balón corría más que nada en el Tartiere y los eslovacos se fueron a casa mareados. El fútbol volvía ser rojo y la magia dejaba a Costa delante del portero. Entre un "me quiero caer" y un portero con dudas la ecuación daba un penalti favorable a Andrés Iniesta. El manchego también quiso participar y dejar su sello. Y de goles no se puede hablar mucho más aunque no hubiera sido descabellado. La cantidad de ocasiones ya no entraban en dos manos al contarse y Cesc Fábregas, Sergio Busquets o el propio Silva hubieran tenido algo más de tino el resultado podría haber sido escandaloso. En el otro lado los Hamsik o los Mak se fueron con la sensación de no haber podido hacer nada. Es lo que pasa cuando te arrolla un tren con buena mercancía. Porque podrá resultar pesado pero es que España ha vuelto.