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ELECCIONES REINO UNIDO

Los conservadores tienen la sanidad y la inmigración en el centro de sus tareas

Por Selene PisabarroTiempo de lectura3 min
Internacional08-05-2015

Ahora que David Cameron ha ganado, toca ponerse manos a la obra con su programa político. Para empezar, el primer ministro británico ha confirmado este viernes que celebrará un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, tal y como ya había anunciado. Aun así, por delante le queda una gran tarea, ya que tiene temas aún más importantes para solventar, como son la economía, la sanidad y la inmigración, las tres principales preocupaciones de los británicos.

También advirtió de que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se comprometió a buscar un “acuerdo justo” con Londres. Sin embargo, desde la institución son cautelosos ahora que vislumbran que esta promesa se puede cumplir, por lo que han contestado que examinarán minuciosamente cualquier cambio de este país respecto a la Unión Europea.

Cameron, que afronta su segundo mandato, tiene su propia llave para abrir las puertas que quiera, puesto que ha obtenido la mayoría absoluta en las elecciones que se celebraron este jueves. “En política, nunca debemos esquivar las grandes preguntas”, según reconoció Cameron, por lo que tiene pensado organizar una consulta antes de 2017 –mientras, renegociará su relación con Europa- para dilucidar el “Brexit”, es decir, la salida de Reino Unido de la política comunitaria.

Además, no ha dejado de lado al país vecino, del que ha asegurado ante su residencia oficial que trabajará para transferir poderes al norte. Su objetivo es impulsar las cuatro naciones que forman el país –Escocia, Gales, Irlanda del Norte e Inglaterra-, por lo que gobernará por la unidad, según reconoció.

Precisamente, el primer ministro ha gobernado en los últimos cinco años con fuertes medidas de austeridad con las que ha tratado de frenar la crisis financiera que asola el país. Dos de los factores en los que más ha repercutido han sido, como es obvio, en la economía pero también en la sanidad. Cameron ya anunció en la precampaña que para reforzar la economía y poder conseguir un Gobierno fuerte, era necesario seguir con el plan económico que ya está puesto en marcha.

Pretende profundizar en los recortes, sobre todo del estado del bienestar, con el fin de obtener un superávit presupuestario al final de la legislatura- es decir, dentro de cinco años-. Actualmente, la economía británica, que está considerada la sexta a nivel mundial, ya tiene programados unos recortes de 15.500 millones de euros en seguridad social –aunque faltan por especificar-. Será durante los próximos dos años, aunque estarán exentas la sanidad, la educación y la ayuda exterior.  De momento, es el país que más rápido está creciendo en la Unión Europea, aunque en el primer trimestre de este año la subida del PIB se estancó en el 0,3%.

En segundo lugar, una de las promesas de Cameron en campaña fue la de destinar 11.000 millones de euros hasta 2020 para reforzar el presupuesto del Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés), además de proteger la sanidad pública. Sin embargo, no las tiene todas de su parte, ya que la oposición teme que avance en su plan de privatización que ya comenzó en 2012. Tampoco cree que las nuevas medidas de austeridad no se implanten en la sanidad y esta llegue a verse afectada por más recortes.

El modelo sanitario de Reino Unido no es de los más caros del mundo, ya que ocupa el puesto número 27 en la lista de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) aunque sí ha servido de ejemplo para otros países. También sitúa por debajo de la media el número de médicos y enfermeros por habitante.

Por detrás de la economía y la sanidad, la tercera preocupación en Reino Unido es la inmigración. Se trata de un país en el que hay un notable multiculturalismo. Para muchos ciudadanos la inmigración es un tema se suma importancia puesto que la achacan a la pérdida de trabajo. Esto se debe a que muchos inmigrantes se ofrecen a trabajar más horas por menos dinero, algo que llega a resultar incontrolable.