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INMIGRACIÓN

Europa sella un acuerdo excepcional al margen de sus diferencias en inmigración

Por Selene PisabarroTiempo de lectura4 min
Sociedad24-04-2015

Europa ha girado la cabeza durante años a la crisis migratoria que vive a las puertas de su territorio. El año pasado las aguas mediterráneas se llevaron a más de 3.200 personas, mientras que en los últimos cuatro meses, más de 1.600 personas ya han muerto. Además, la UE acogió a 7.600 personas de las más de 620.000 peticiones de asilo en 2014, según la agencia estadística comunitaria, Eurostat.

La crisis migratoria es una muestra de que la política europea está en jaque. No todos los países de la Unión Europea están dispuestos a ceder o a aportar capital o medios. Por una parte, los países del norte (como Alemania, Holanda o los nórdicos) se niegan a destinar fondos para los naufragios en el Mediterráneo, ya que los inmigrantes acaban pidiendo asilo en el norte. Por otra parte, los países del sur están asfixiados ante un problema que les toca muy de cerca (como Malta, Grecia, Italia o España) y piden que se adopten medidas para frenar este flujo. Por ejemplo, Alemania aceptó más de la mitad de las peticiones de asilo que se recibieron el año pasado, mientras que España sólo aceptó 15 (y rechazó 905).

Por su parte, los países del sur aseguran que supone un esfuerzo y una inversión ayudar desde el primer momento a los inmigrantes ilegales que llegan a las costas europeas y se quedan de forma irregular en ese territorio –que cuenta con menos controles a la hora de trabajar-. Señalan que es un factor del que los países del norte apenas tienen constancia. Sin embargo, desde el corazón de Europa están de acuerdo en que se trata de un problema que hay que atajar en común.

Alemania es uno de los países que, junto con Reino Unido, ha dado un giro a su política migratoria. La canciller alemana, Angela Merkel, ha asegurado que el presupuesto destinado desde su país no debería suponer un impedimento para frenar las tragedias, por lo que si es necesario, se renegociará. Del mismo modo, su homólogo británico, el primer ministro, David Cameron, se ha comprometido a enviar un helicóptero, dos patrulleras, además de 30 expertos para incrementar la seguridad.

Sin embargo, este último ha condicionado su decisión a que la gente a la que se rescate “sea trasladada al país seguro más próximo, probablemente Italia y no tenga derecho inmediato a pedir asilo en Reino Unido”, según advirtió. A pesar de esta decisión, que supone una restricción en su política, ningún líder europeo se la rebatió.

Tampoco es oro todo lo que reluce, ya que además de Alemania y Reino Unido, otros países han impuesto más requisitos. Por ejemplo, pretenden acelerar las devoluciones de los inmigrantes que no huyen de un país en conflicto, sino por razones económicas. De esta manera, el Consejo Europeo entiende que no tienen derecho a reclamar asilo en territorio europeo.

Ante esta situación, Bruselas adoptó hace dos años un sistema común de asilo con el fin de desincentivar la migración de los refugiados entre los países europeos. De esta manera, se homogeneizaba el sistema para que ambos extremos de la UE se implicaran en el proceso, aunque es cierto que no ha llegado a buen puerto.

Las misiones de vigilancia y salvamento

Actualmente, la Unión Europea cuenta con un programa de retorno rápido para aquellos inmigrantes que se considera que no tienen derecho a asilo (porque huyen de sus países por motivos económicos). Se trata de un programa que coordina Frontex y que organiza vuelos fletados de vuelta a su país de origen. Según esta agencia, cada año se emite la orden de expulsión de alrededor de 250.000 personas.

La operación europea Tritón, que se realiza en las costas de Italia, es la sucesora de Mare Nostrum. Este programa tiene como fin la vigilancia y el control marítimo, pero no el salvamento. Actualmente cuenta con un presupuesto de alrededor de dos millones de euros, aunque se triplicará hasta los 9 millones. Los presidentes de la Comisión y el Consejo Europeo, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk, respectivamente, han señalado que el derecho internacional recoge en su normativa las tareas de rescate, por lo que se prevé que la operación Tritón actúe en aguas internacionales.

Precisamente, la misión Mare Nostrum la inició Italia en 2013, tras la tragedia en la que murieron casi 400 personas. Tenía un coste de 10 millones de euros al mes, con el objetivo de rescatar a miles de personas. Sin embargo, el Gobierno italiano decidió poner fin cuando el resto de países europeos se negaron a compartir el gasto.

También el Parlamento Europeo creó entonces un sistema de vigilancia fronteriza, el European Border Surveillance (Eurosur), para evitar naufragios de barcos repletos de inmigrantes con finales desoladores. El proyecto nació en 2008 pero no se puso en marcha hasta finales de 2013.

Además, Frontex ha anunciado que rediseñará en unos días su línea de actuación. La agencia europea de control de fronteras, activa desde el 2015, vigila los límites del territorio junto con los servicios fronterizos de todos los Estados miembros.