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DÍA DE LA MUJER

Las mujeres sin recursos sufren el doble de discriminación

Fotografía
Por Jesús Espinosa Tiempo de lectura4 min
Sociedad08-03-2015

Un indicador fundamental de igualdad de género es la igualdad de hombres y mujeres en el trabajo doméstico. Las sociedades occidentales, en este ámbito, han sufrido diversas transformaciones. La segunda gran ola de luchas feministas, entre 1960 y 1980, ha contribuido a una mayor igualdad, pero aún incompleta. Sin embargo a pesar de que aún queda camino por recorrer en Occidente, la peor situación en cuanto a discriminación la viven las mujeres del tercer mundo y de los países árabes.

Europa todavía está lejos de alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, está mucho más avanzado que otros países del mundo, especialmente los países del tercer mundo. Allí las mujeres sin recursos sufren el doble de discriminación que los hombres, tienen menos acceso a la educación y, a pesar de que suponen un tercio de la mano de obra asalariada, reciben sólo una décima parte de los salarios que obtienen los hombres.

La situación es límite también para las mujeres en los países árabes. Egipto es el país en donde existe una mayor cantidad de acosos sexuales y en donde hay un crecimiento de grupos islámicos conservadores con los derechos de las mujeres. Esto se debe a las leyes discriminatorias y el aumento de la trata de mujeres. “Pueblos enteros en las afueras de El Cairo basan sus actividades económicas en la trata de mujeres y matrimonios forzados”, dijo Zahra Rawdan, miembro de la organización por los derechos de las mujeres estadounidenses. No obstante, los acosos sexuales son el factor predominante en la calificación del país. Según la ONU, el 99,3% de las mujeres y las niñas en Egipto fueron víctimas de casos de acoso sexual.

Por otro lado, en los países árabes la situación de las mujeres no tiene que ver sólo con la cuestión religiosa, sino con el conservadurismo religioso. La dominación intelectual del hombre es algo más profundo y persistente: tiene una dimensión cultural, política, social y económica. Pero la lectura masculina y fundamentalista del islam, junto con el sexismo y el patriarcalismo imperante en esas sociedades hace que las mujeres musulmanas vivan, por el hecho de ser mujeres, en una constante contradicción entre la represión y la necesidad de oxígeno y de emancipación.

España, a la cola de la OCDE en cuanto a la integración de la mujer

España se sitúa a la cola de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)  en cuanto a integración de la mujer en el mundo laboral ya que ocupa la vigésima tercera posición de veintisiete países analizados por PwC Women in Work. Lideran la lista como mejores países Noruega, Dinamarca y Suecia mientras que, por detrás de España se encuentran Japón, Italia, Grecia y Corea.

Italia y España son los países europeos con mayor desigualdad de género en el trabajo doméstico, segun datos de Eurostat. En ambos países las mujeres emplean entre cuatro y cinco horas diarias a dichas tareas, mientras que los hombres emplean poco más de una hora a estas actividades. Una comparación desalentadora en la lucha por la igualdad.

Por su parte, Alemania y Eslovenia se sitúan en una posición intermedia, con una participación de los hombres en el trabajo doméstico muy superior a España e Italia, pero con una desigualdad en esos países también muy preocupante. Finalmente, Reino Unido, Noruega y Dinamarca son, respectivamente, los países con mayor igualdad doméstica. Su principal diferencia con Alemania y Eslovenia es un menor volumen de trabajo doméstico, algo que positiva una mayor conciliación. Asimismo, existe claras diferencias entre países en cómo hombres y mujeres reparten ese trabajo de casa.

Otra mala noticia para España llega con los siguientes datos que arroja Eurostat. Italia y España son los países donde un menor porcentaje de mujeres participaban en el mercado laboral. Además, son los países con menor nivel de igualdad en el ámbito familiar. En el otro extremo se sitúan dos países escandinavos, Dinamarca y Noruega, que presentan mayor igualdad de género en el trabajo doméstico y en el empleo. Estos resultados indican que la participación laboral de la mujer es proporcional a la conciliación del trabajo con las labores domésticas.

Por otro lado, la relación entre la contribución del hombre al trabajo doméstico del hogar y la presencia de niños en el hogar también arroja datos negativos. España presenta niveles de desigualdad de género en el trabajo doméstico muy elevados, y muy superiores a la media europea. En todos los países hay menor igualdad doméstica cuando los hogares tienen niños a cargo. Sin embargo, el ‘impacto’ de tener hijos sobre la desigualdad doméstica de género es mucho menor en los países con políticas de conciliación laboral y familiar fuertes como Dinamarca y Noruega que en países con políticas débiles en esta materia, como es el caso de Italia y España. En Dinamarca la contribución del hombre al trabajo doméstico difiere un 20% dependiendo de la presencia de menores en el hogar (del 45% al 36%), mientras que en España estas diferencias son del 45% (del 29% al 16%) y en Italia del 59% (del 27% al 11%).

Hacen falta, por tanto, políticas públicas que fomenten la participación laboral y la conciliación de la vida familiar y laboral ya que han demostrado ser una herramienta clave para generar igualdad de género. Para generar una sociedad con mayor igualdad de género es necesaria una conciencia ciudadana en este ámbito, pero también un cambio de signo en las políticas familiares.