CASO BBVA
Aparece un nuevo entramado de cuentas secretas creado en Jersey en 1979
Por Gema Diego2 min
Economía20-07-2002
En verano se hinchan los balones de playa, las picaduras de mosquito, y hasta la red de sociedades en paraísos fiscales del BBVA. La entidad ha llevado a cabo una auditoría interna en Canal Trust Company, y ha encontrado una nueva trama de empresas constituidas en 1979 por el extinto Banco de Bilbao, entonces presidido por José Ángel Sánchez Asiaín.
Los cimientos del sistema de sociedades secretas del BBVA no los puso, por tanto, el ya fallecido presidente del Banco de Vizcaya, Pedro Toledo, en 1987, sino que son mucho más antiguos. Canal Trust Company empleó, en diciembre de 1979, 39,6 millones de dólares de origen desconocido para fundar en Gran Caymán (Antillas Holandesas) una sociedad llamada Blaye Investments, que funcionó hasta septiembre de 1994 bajo la propiedad del trust T-2. Blaye Investments efectuó varios pagos de comisiones a otras sociedades del grupo (Ancla Investments, Inversiones Katzen y Celacove, entre otras), y entre 1986 y 1988 entregó 1,9 millones de dólares a Alico, aseguradora en la que el ex copresidente del BBVA, Emilio Ybarra, contrató 22 fondos de pensiones para sus consejeros. Blaye Investments llegó a gestionar 67 millones de dólares, de los que extrajo en 1986 los fondos de constitución de Catya Investments. Catya Investments, sita también en Gran Caymán, pero dominada, al igual que Blaye, por Canal Trust Company desde Jersey, compró en 1987 un edificio en Roma con 3,5 millones de dólares aportados por la propia Blaye. Catya alquiló el inmueble a varias empresas, incluido el Banco de Bilbao, hasta 1993, fecha en que vendió el edificio. Con el dinero cobrado por Catya, el BBVA de Panamá pudo tapar el agujero que le había dejado la concesión de un crédito fallido para construir el Hotel Cancún Playa. En 1995 cesa la actividad de Catya, sólo empleada a partir de ese momento para ingresar devoluciones de impuestos de la Hacienda italiana. En el 2002, el BBVA la integra en su contabilidad oficial. Blaye y Catya se suman a otras sociedades con menor actividad, como los trust T-3, T-14 y T-24. Éste último llevó a cabo varios pagos a la cuenta de un antiguo empleado jubilado en el exterior cuya identidad no ha querido revelar el BBVA. Sin embargo, otras jubilaciones sí se han visto afectadas con el descubrimiento de esta nueva trama: las de Sánchez Asiaín y el ex vicepresidente del BBVA, Gervasio Collar. Los dos ex directivos han escrito sendas cartas al responsable de los servicios jurídicos del BBVA, Eduardo Arbizu, para renunciar a dos fondos de pensiones suscritos con Alico en 1985. Ambos afirman que no han hecho uso de ellos y que ni siquiera recordaban su existencia. Su mala memoria también les impidió comunicar al Banco de España su constitución hace 17 años.