Unión Europea
El plan Juncker busca financiación de los Estados miembros
Por Mara Portela2 min
Economía26-11-2014
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, anunció ayer en Estrasburgo una petición a los Gobiernos para que se unan a su plan de inversión. Bruselas ha decidido utilizar 16.000 millones de los presupuestos comunitarios y 5.000 millones del Banco Europeo de Inversiones, lo que supone un total de 21.000 millones de euros de dinero público como palanca para alcanzar la cifra deseada de los 315.000 millones en los próximos tres años.
Estas cifras salen sin aportaciones nacionales, pero la Unión Europea admite que precisa que los Gobiernos también realicen su aportación para que su propuesta gane solidez y consiga atraer fondos privados, el objetivo principal es lograr un impacto muy significativo en la economía europea y en el empleo, que en estos momentos presentan claros síntomas de depresión. Para atraer a los Estados, Bruselas indicó que las aportaciones nacionales no se tendrán en cuenta para los objetivos de déficit, la Comisión certifica de esta manera un importante giro en su política económica, pues de un solo golpe da un empujón a las inversiones y además suaviza la política fiscal para no ahogar la frágil recuperación. Se trata de una política de demanda y de menos austeridad. Europa es consciente de que necesita flexibilidad en la aplicación de las reglas fiscales, además de un estímulo a la demanda. Los propios impulsores del plan Juncker lo definen como “una gota en el océano”, pero tiene las dos cosas que se necesitan. Juncker consiguió ya una recepción favorable tanto en Berlín como en París. La canciller alemana, Angela Merkel acogió favorablemente la propuesta en el Bundestag, y en Francia también se bendijo. La Comisión explicó que se encuentra en conversaciones con Francia, España e Italia para que realicen las contribuciones, pero fuentes del Gobierno español explicaron que es pronto para decir nada. Para que el plan Juncker sea un éxito se debe jugar a varias bandas, por una parte debe convencer a los Gobiernos, por otra al Parlamento y, también, a los mercados, de que su plan es un punto de partida creíble hacia la salida de la crisis, y eso sin fondos nuevos y apelando tan solo a la ingeniería financiera. El grueso de la Eurocámara ya está convencido, los grandes grupos (populares, sociales y liberales) apoyaron la propuesta, aunque desde la izquierda de los Verdes y de los antieuropeos se encontró con duras críticas, “su plan es una farsa” ,“un abracadabra” ,“un conjunto de palabras vacías sin un solo euro de dinero fresco” entre otras.