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ALEMANIA

Alemania desenmascara a un segundo espía al servicio de EE.UU.

Por Fernando GarcíaTiempo de lectura2 min
Internacional09-07-2014

Como si de una película ambientada en la guerra fría se tratara, un nuevo caso de espionaje ha estallado en Alemania. Cuando aun se hablaba del descubrimiento de un agente doble al servicio de EE.UU., la fiscalía federal ha anunciado que se ha procedido al registro domiciliario y del despacho de un nuevo presunto espía en Berlín. El sospechoso podría trabajar en el Ministerio de Defensa alemán. La trama ha enturbiado aun más las relaciones entre ambos países, que ya estaban muy deterioradas desde que se filtro la información sobre escuchas a la Cancillería.

Pocos datos oficiales se han confirmado sobre este nuevo escándalo que amenaza con dinamitar las relaciones germano-estadounidenses. En principio, el nuevo implicado sería de mayor importancia que el caso anterior, pero no se sabe si es un civil o un militar. Se da la circunstancia de que podría, como el primer sospechoso, haber pasado información a la embajada americana sobre la propia investigación que se desarrollaba sobre las escuchas a miembros del Gobierno alemán, incluida la propia Merkel, que habría destapado el analista Edward Snowden. El embajador Estadounidense en Berlín, John B. Emerson, ha acudido al Ministerio de Asuntos Exteriores germano por segunda vez en menos de una semana, aunque esta vez no ha sido por requerimiento alemán, sino por iniciativa propia para dar las explicaciones sobre el nuevo caso. Mientras tanto, las críticas caen sobre la canciller Angela Merkel por su falta de represalias contra los norteamericanos. La jefa del Ejecutivo alemán se ha limitado de momento a cancelar el contrato que tenía el Gobierno con una empresa de telefonía americana, y ni siquiera se ha manifestado sobre este segundo escándalo. Su portavoz ha reconocido los problemas ocasionados en las relaciones diplomáticas de ambos países: “Tenemos profundas diferencias con EE UU sobre la forma de equilibrar la necesaria seguridad y los derechos civiles”. Las reacciones entre los alemanes van desde la indignación a la incredulidad. El jefe del grupo parlamentario del Partido Socialdemócrata y socio de gobierno de Merkel, Thomas Oppermann, ha declarado que “las actividades de espionaje se han convertido en una verdadera carga en las relaciones germano-americanas”. Mientras tanto, desde EE.UU., el director de la CIA, John Brennan se ha puesto en contacto con los servicios secretos alemanes para minimizar los efectos de este nuevo escándalo. Con el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y EE.UU. sobre la mesa, esta situación hace peligrar el futuro político del Gobierno de Merkel. La resolución del caso es incierta, así como las medidas a tomar por Alemania, que podrían pasar incluso por la expulsión de todo el personal diplomático estadounidense, como casi ocurre el año pasado cuando saltaron por primera vez las informaciones sobre escuchas al Ejecutivo de la nación.