REFORMA FISCAL
Las empresas pagarán menos y se fomentarán ayudas para I+D+i
Por Andrea Muñoz Martín
3 min
Economía22-06-2014
El afán recaudatorio ha sido, desde hace varios meses, el punto de partida que guiaba el sentido de las políticas fiscales. En cambio, las medidas de la nueva reforma fiscal, anunciada el año pasado por el Gobierno, tiene como objetivo una rebaja de impuestos que, de manera escalonada, aliviará los bolsillos de los españoles a partir del 2015. El anteproyecto aprobado el pasado viernes en el Consejo de Ministros ha estado centrado, sobre todo, en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, el que más peso tiene en la recaudación global en España. Sin embargo, existen otros cambios que afectaran de lleno a los objetivos planteados por el Ejecutivo de Mariano Rajoy.
Las variaciones en el impuesto de sociedades, de hecho, tendrán un gran impacto en la economía. El tipo descenderá cinco puntos, del 30% al 25%. Como el resto, esta disminución se llevará a cabo progresivamente durante los dos próximos años: en 2015 –el 1 de enero entrará en vigor la reforma-, solo bajará dos puntos y descenderá, finalmente, hasta su mínimo a lo largo del 2016. Desde el inicio de la crisis y tan solo en cinco años, la recaudación a través de las empresas descendió casi en un 40%. Esta caída evidenció como en ningún otro sector las consecuencias de la recesión. El Gobierno, cuando inició su política de recaudación, implantó varios tipos de deducciones fiscales para solventar el problema. Cuando los ingresos aumentaron de nuevo, este tipo de desgravaciones fueron limitándose. Finalmente y con la nueva reforma, este tipo de tributos pasarán a estar muy restringidos –todavía no se han dado a conocer cuáles desaparecerán-. Sin embargo, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, sí ha adelantado las deducciones por investigación y desarrollo sí se mantendrán e, incluso, serán potenciadas. El fomento del I+D+i servirá para dar respuesta a la presión de las grandes empresas españoles y a las exigencias europeas –a cuyo modelo trata de acercarse el Ejecutivo con esta reforma de tipos-. “Se permitirá para las empresas que destinen hasta el 10% del beneficio propio para que promuevan la autofinanciación empresarial”, ha explicado Montoro. De esta forma, las empresas podrán crear “reservas de capitalización” por el que podrán reducir sus impuestos siempre y cuando mantengan este fondo por si se produjeran pérdidas en el futuro. La reforma fiscal busca, sobre todo, potenciar el crecimiento económico, a través de la incentivación del consumo y, por tanto, de la creación de empleo. Después de la subida histórica de impuestos realizada en 2012, el Gobierno trata de que los ciudadanos recuperen, en la medida de lo posible, parte del poder adquisitivo que han ido perdiendo durante estos meses. Sin embargo, existen todavía dudas sobre la validez de esta bajada de tipos pues, en parte, se teme que las cantidades que el fisco no reciba sean destinadas al ahorro en lugar de al consumo. Además, desde la Unión Europea, miran con recelo la “masiva” bajada de impuestos dado que, entre otras cuestiones, España tiene por delante un ajuste de alrededor de 30.000 millones de euros en los dos próximos años de acuerdo con los objetivos de déficit fijados desde Bruselas y ha criticado al Ejecutivo de Rajoy por ignorar sus recomendaciones. Ante la propuesta de la Comisión Europea de volver a subir el IVA, Montoro ha comentado que le parece “innecesario” e “inconveniente” y ha alegado que afectaría de lleno al objetivo primordial de la reforma: el incentivo del consumo. El 1 de enero del próximo año entrarán en vigor la bajada de tipos. Coincidirá, por tanto, con la entrada de un nuevo año electoral en el que el Partido Popular tratará de convencer a los españoles de que los esfuerzos realizados han servido para enderezar el camino hacia la recuperación económica.