PROCLAMACIÓN FELIPE VI
Cambio y relevo en la familia real española
Por Andrea Muñoz Martín3 min
España18-06-2014
La proclamación de Felipe VI como nuevo Rey de España implica, a su vez, la transformación de un paradigma: la idiosincrasia propia de la Familia Real. Atrás quedan las cerradas tradiciones que, desde hace siglos, concertaban y articulaban el futuro de los herederos al trono. La entrada del nuevo Rey de España propicia un nuevo escenario que acerca la institución monárquica a la realidad social actual.
Un ejemplo claro de esta metamorfosis es la figura de la nueva Reina, Doña Letizia Ortiz, la primera “de clase media”. A pesar de que ya ha transcurrido más de una década desde su enlace con Don Felipe, la que entonces se convirtió en Princesa de Asturias no ha dejado de ser objeto de críticas de toda clase: a día de hoy, es la peor valorada de la Familia Real. Desde su condición de ‘divorciada’ –por la que se le reprendió públicamente hace diez años- hasta la educación que les da a sus hijas –alejada, en la medida de lo posible, de normas protocolarias y algunas de las tradiciones monárquicas, como la enseñanza católica- le han valido para ser constantemente cuestionada: una imagen que la Casa Real trata de cambiar. En los días previos a la proclamación –especialmente, en las últimas dos semanas-, Don Felipe y Doña Letizia han multiplicado sus apariciones en público, tanto juntos como por separado. El objetivo es, en parte, exponer el carácter “competente” y “encantador” que la Reina Sofía destacaba, la pasada semana, refiriéndose a su nuera. Pero este relevo no afecta solo a los actuales reyes. La proclamación propicia un cambio generacional en el Principado de Asturias, que ostentará, a partir de ahora, la heredera al trono, la infanta Leonor. Con casi nueve años, la nueva princesa está llamada, en principio, a convertirse en la cuarta reina –no consorte- de la Historia de España. La línea de sucesión así lo marca, siempre y cuando los Reyes no tengan un hijo varón. La actual Constitución Española de 1978 –que continúa con la tradición instaurada por Felipe V en el siglo XVIII de la Ley Sálica, aunque no sea exactamente la misma-, en su artículo 57.1 ordena que “la sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos”. Sin embargo, no sería necesario cambiar la prelación de “hombre-mujer” si la Princesa de Asturias no tiene más hermanos, además de la infanta Sofía. La nueva Princesa de Asturias –la vigésimo tercera de la Historia- recibirá, a partir de ahora, los mismos títulos de honor que ostentaba su padre, entre ellos, los títulos de princesa de Gerona, Viana; duquesa de Montblanc, condesa de Cervera y señora de Balaguer Más allá de los formalismos, cabe destacar que los anteriores Príncipes de Asturias siempre han destacado su intención de educar a sus dos hijas en un contexto lo más ‘normalizado’ posible, en el que no se estableciera ningún tipo de distinción entre ambas. Ambas estudian en el colegio Nuestra Señora de los Rosales, privado y laico. La heredera al trono, cuyos profesores destacan sus buenos resultados académicos, tendrá una formación similar a la de su padre: recibirá clases en el extranjero –al menos durante un año- y también instrucción militar. Este último dato fue anunciado por el ministro de Defensa, Pedro Morenés, la semana pasada para que desempeñe perfectamente su puesto como “jefa suprema de las Fuerzas Armadas y como capitán general de las mismas”. Por su parte, los que hasta el jueves habían sido reyes durante casi cuatro décadas, mantendrán sus títulos y serán las dos últimas figuras que constituirán la nueva Familia Real. Y es que la sucesión en el trono deja “fuera” de la Familia Real a las hermanas de Felipe VI: Doña Elena y Doña Cristina –aunque esta última lleva alejada de los vida pública relacionada con la Familia Real desde la imputación de su marido, Iñaki Urdangarín, en 2011, en el Caso Noós-.