FINANZAS
España intenta reflotar el sistema bancario con medidas desde 2008
Por Selene Pisabarro3 min
Economía20-12-2013
Con el comienzo de la crisis en 2008, empezó la quiebra de numerosas entidades bancarias españolas, por lo que el Gobierno tuvo que adoptar varios planes de ajustes para intentar reflotarlas. Desde entonces, el Ejecutivo trata de impulsar el capital de los bancos, que se encuentra bajo mínimos, con ayudas públicas estatales y de la Unión Europea.
En octubre de 2008, José Luis Rodríguez Zapatero, que estaba en el comienzo de su segunda legislatura, anunció la primera medida para el sistema financiero que se basaba en crear un fondo de 30.000 millones de euros con cargo al Tesoro Público. Además, el Fondo de Garantía de Depósitos aumentó su capital hasta los 100.000 millones de euros y se apruebó la concesión de avales para la banca de modo que pudieran garantizar el crédito y los intereses ordinarios con la condición de que se pagara una comisión mínima del 0,5 por ciento anual que iba al Estado. Los avales de la banca fueron insuficientes y se iniciaron intervenciones y fusiones entre entidades. Por este motivo, el Gobierno decidió crear el FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) con el objetivo de gestionar los procesos de reestructuración y resolución de las entidades de crédito con una cantidad inicial de 9.000 millones de euros. Las nuevas fusiones de cajas comenzaron a solicitar préstamos al FROB, que les daba el visto bueno y debían devolverlos en el plazo de cinco años a un interés del 7,75 por ciento. Cuando terminó la primera parte del programa denominado FROB1, se calculó una aportación de 10.080 millones de euros al sistema, equivalente al 1,02 por ciento del PIB español. Como persistían los problemas para las cajas, que estaban a niveles ínfimos porque muchas no lograban fusionarse y estaban muy expuestas al ladrillo, la Unión Europea decidió evaluar la solvencia de numerosos bancos europeos en junio de 2010. Cinco de las cajas que no lograban superar el 6 por ciento de capital para tener calidad eran españolas. Por entonces, Grecia ya había solicitado el rescate bancario, a la que siguió Irlanda. En 2011, con la misma situación de riesgo sobre las cajas, el Ejecutivo de Zapatero forzó a que se transformaran en banco si encuentraban dificultades a la hora de captar capital en los mercados y conseguir ayudas públicas. Asimismo, elevó dos puntos la exigencia del capital básico: para los bancos un 8 por ciento y para las cajas de ahorro un 10 por ciento. Por otra parte, se puso en marcha nuevo plan FROB2, que permite a dicho organismo desde entonces adquirir acciones de los bancos que no se hayan recapitalizado y, por tanto, que se incorpore a los órganos de administración. En julio de ese mismo año, cuando la Unión Europea volvió a evaluar a las entidades, cinco bancos españoles suspendieron y 16 estaban en el límite. Al tiempo que Portugal solicitó el rescate. Dos meses más tarde finalizó la recapitalización del sistema español que le costó al Estado 7.551 millones de euros a través del FROB. Y en noviembre, la Comisión Europea concedió 88.800 millones de euros a la banca. Con la llegada al Gobierno de Mariano Rajoy en noviembre de 2011, se prorrogó la posibilidad de otorgar avales a la banca por 100.000 millones de euros en el siguiente ejercicio. En febrero de 2012, el Consejo de Ministros aprobó un primer paquete de reformas. Las entidades debían provisionar alrededor de 54.000 millones de euros para sanear los activos de la construcción que eran dudosos y se prohibieron las fusiones frías, aplicándose la fusión de forma estructural. Además, se limitó el sueldo de los banqueros que sus entidades hayan recibido ayudas públicas. En mayo, se aprobó el segundo paquete por el que los entes bancarios debían acumular otros 30.000 millones de euros para los activos que estuvieran relacionados con el sector inmobiliario. También, dos entidades independientes se encargarían de auditar las arteras de los activos bancarios de todas las entidades españolas. Con todo, la banca española no ha conseguido salir a flote, después de reducir drásticamente el número de entidades mediante fusiones, pero la deuda que acumularon los bancos ni siquiera está aún tasada.