RENOVACIÓN CATÓLICA
El sexto consistorio cardenalicio se centra en la necesidad de unificar la comunidad
Por Aarón Abad1 min
Sociedad24-05-2001
En la Novo Millenio Inteunte los purpurados expusieron sus opiniones acerca de lo que debería ser prioridad de la Iglesia en este nuevo milenio. Muchos han considerado esta reunión, que concluyó el jueves de la semana pasada, un precónclave para la elección de un nuevo Papa.
Los cambios que se están produciendo en la sociedad actual dan lugar a problemas complejos que debe afrontar la Iglesia para no acabar anquilosándose. La mayor de las preocupaciones del actual Pontífice es el Ecumenismo, pues considera que la actual proliferación de otras religiones e incluso sectas está motivada por los conflictos internos entre católicos y la falta de pastores, en preparación y en número. Contando con esta unidad católica será más sencilla su segunda tarea: la búsqueda de nuevos métodos para ampliar su tarea de evangelización, incluyendo en esta al continente asiático, separado de la fe cristiana por toda la historia. Otro de los puntos tratados consiste en un cambio en el sistema y funcionamiento de la propia Iglesia. El mismo Papa ha tratado, desde que accedió al cargo, de gobernar la Santa Sede en comunidad con los purpurados. Aquí es donde se han encontrado las grandes oposiciones entre los integrantes del clero, apostando los más progresistas (una minoría) por un mayor peso de la colegialidad, mientras que el sector más conservador apuesta por un poder centralizado como viene siendo habitual en la Curia romana. Los rumores acerca de la retirada de Karol Wojtyla, aunque lógicos dada la avanzada edad del Pontífice y su delicado estado de salud, han resultado erróneos. Sin embargo, esta asamblea sí ha sido entendida por muchos un anticipo aunque varios de los cardenales convocados no podrán elegir al sucesor, por haber superado los 80 años. De momento, ha servido para intercambiar opiniones y conocerse entre ellos y a los nuevos cardenales nombrados en Febrero de este mismo año. A pesar de todo, el Vaticano insiste en el buen estado del Papa, quien se esfuerza por mostrar toda su vitalidad.