MÚSICA
Las voces se apagan en la Ópera de Nueva York
Por Pedro Plasencia Martínez1 min
Cultura03-10-2013
Las representaciones de la Ópera de Nueva York llegan a su fin con el espectáculo Anna Nicole Smith, tras finalizar las últimas programaciones la City Opera echará el cierre. La bancarrota ha sido la responsable directa de esta agria despedida y aunque la compañía hizo un último esfuerzo solicitando una campaña de donaciones a mediados de septiembre, la respuesta del público no fue suficiente, quedando el resultado en dos de los siete millones requeridos.
Ni siquiera el sacrificio del Lincoln Center en 2011 ha servido para poder salvar al recinto de su recorrido final, lo que ha dejado a más de un amante de la ópera con lágrimas en los ojos. La City Opera echa el telón definitivo con una obra atrevida que narra la vida de una playgirl, siguiendo muy de cerca su auge y su caída. Termina así una tradición musical que comenzó en el año 1943, fecha en la que se iniciaron unas actuaciones accesibles dedicadas a un sector más desfavorecido, de ahí el apodo "la ópera del pueblo" otorgado por el alcade Fiorello LaGuardia. Se cumplen así setenta años de estrenos y de recuerdos que significarán mucho para artistas veteranos como Plácido Domingo, que vio su carrera lanzada gracias al escenario de este viejo teatro operístico. Otros nombres importantes asociados al teatro son los de Beverly Sills, antigua soprano y directora del lugar o el de Samuel Remey, cantante que debutó tras sus muros en 1973 con la obra Carmen. En esos tiempos las actuaciones por año ascendían a más de 100 y la City Opera de Nueva York estaba considerada como la segunda compañía operística de mayor renombre, tras la casa lírica del Metropolitan Opera House, de carácter más sobrio e histórico. La prensa estadounidense achaca el fracaso económico a la decisión tomada por el director artístico belga Gerard Mortier, quien recomendó el cierre de todo un año en la temporada 2009-2009 con la intención de reformar el escenario del Lincoln Center para nuevas producciones. No cabe duda de que la mala gestión del teatro así como la crisis económica, han supuesto unas pesadas losas durante estos últimos años, un peso que la compañía no ha sabido soportar.