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MEDIO AMBIENTE

Castellón y Tarragona sufren terremotos sin precedentes

Por Elena Palencia/Chantal SalomTiempo de lectura3 min
Sociedad03-10-2013

El miedo se ha colado en sus casas. Más de 300 movimientos se han registrado en la zona desde el pasado 9 de septiembre, muchos de ellos leves y otros de una fuerza bastante mayor. Se han alcanzado valores de hasta 4,2, 3,9, 3,6 grados de la escala Richter. Todo apunta a que la plataforma, construida sobre una falla activa de más de 50 kilómetros, y puesta en marcha desde 2009, sea una de las razones principales, si no la única, de todos los terremotos registrados en Castellón.

Como consecuencia de estos seísmos, miles de personas han aprovechado este domingo para manifestarse en las Cases d'Alcanar (Tarragona), una de las zonas afectadas, junto con Castellón, por los últimos seísmos, para exigir el cierre y desmantelamiento del depósito submarino de gas. El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha confirmado que en la Declaración de Impacto Ambiental que obtuvo el proyecto Castor en 2009 no se reflejaba ningún tipo de riesgo relativo a problemas sísmicos. Sin embargo, los expertos no opinan lo mismo. Según un investigador del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza, era evidente que la falla activa podía causar numerosos riesgos: “No es sensato que no se tuviera en cuenta la sismicidad en un proyecto como el Castor”. Además, el catedrático de Ingeniería Geológica de la Universidad Complutense de Madrid, Luis González Vallejo, ha asegurado que la “sismicidad inducida” por las inyecciones en la roca es la culpable de todos los terremotos. Según Vallejo, la relación entre inyecciones y sismicidad está demostrada desde los años 60, por lo que no es comprensible la reacción de sorpresa del Gobierno, que debería haber tenido más cuidado a la hora de aceptar el proyecto y haberlo tenido más controlado. Por todo ello, hace ya seis años se inició una movilización contra el almacén de gas situado frente a la costa del Delta del Ebro por parte de la Plataforma en Defensa de las Terres de Sénia, la cual ahora ha cobrado mayor relevancia como consecuencia de los seísmos de los últimos días, siendo los convocantes de la manifestación. El proyecto, que puso en marcha el Gobierno, pretende almacenar gas bajo el mar, hasta un tercio de la demanda del sistema durante 50 días. El gas se inyecta en el antiguo yacimiento petrolífero de Amposta (Tarragona), a unos 1.750 metro de profundidad, pero la presión es muy elevada y provoca micro fracturas en la roca. Asimismo, a partir de la información sísmica que tiene el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) de esa falla, un terremoto podría llegar a alcanzar una magnitud máxima de 7,1 en la escala Richter. No se descarta la posibilidad, aunque aseguran que es muy poco probable, de un tsunami si se dieran magnitudes superiores a 6 grados, que podrían provocar desplazamientos de la roca lo suficientemente grandes. Por lo tanto, tras analizar cuidadosamente la situación, el Ministerio de Industria ha frenado la actividad del almacén submarino y ha enviado a un grupo de trabajo para que evalúe los riesgos de las inyecciones de gas en el terreno y para que confirme si el proyecto es realmente la causa de todos los seísmos de la zona. Mientras tanto, Recaredo del Potro, presidente de Escal UGS, la empresa de almacenado de gas en el proyecto Castor, ha explicado que sus líneas de actuación desde que comenzaron a sufrirse los seísmos en la zona de Vinaroz fueron transparentes, destacando que fueron ellos los que advirtieron y alertaron sobre esa situación. Además advierte de que el primer día pensaron que los temblores tenían una relación directa con las inyecciones pero que, según profundizaron en los estudios, “se abren más posibilidades". Con motivo de las manifestaciones que se han realizado durante este fin de semana ha aclarado que acataran las órdenes que reciban por parte del Gobierno y ha aprovechado también para aclarar que la plataforma no sufre ningún tipo de fisura causada por los seísmos por donde pueda escaparse gas, por lo que confirma que la plataforma se encuentra en buen estado y que los seísmos son tan sólo algo circunstancial. Los vecinos de los pueblos cercanos a la plataforma están aterrorizados y el riesgo que sufren día a día se ha convertido en el tema de conversación principal en los mercados, calles y bares. Además de haber sufrido los terremotos más fuertes por las noches, son conscientes de que los edificios no están preparados para afrontar magnitudes muy elevadas y que la Comunidad Valenciana no cuenta con un plan de alerta sísmica verdaderamente eficaz, ya que nadie se había planteado nunca la posibilidad de encontrarse ante una situación como esta.