RESCATE A CHIPRE
La Eurozona teme el contagio tras el primer "corralito" de Chipre
Por Selene Pisabarro2 min
Internacional20-03-2013
Chipre está al borde del abismo. La economía del país no da más de sí y se niega a aceptar un rescate bancario propuesto por el Eurogrupo a cambio de severos ajustes. Si no alcanzan un acuerdo, el sistema financiero colapsará y originará serios problemas para el resto de países de la Unión Europea. Chipre ha sido el primer "corralito" de la Eurozona, que teme el contagio de la crisis a las economías más débiles.
Chipre está sufriendo las consecuencias derivadas de la crisis griega. El país había invertido parte de sus depósitos en la deuda helena, que ha originado una pérdida de 10.000 millones de euros, un 54 por ciento del PIB. Los bancos europeos no pueden hacer frente a las elevadas pérdidas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha tenido que entrar en escena. Hará pagar el rescate a los ahorradores con un impuesto a los depósitos bancarios por primera vez en la historia europea ya que, hasta ahora, no se dudaba de la garantía de los depósitos inferiores a 100.000 euros. Por el momento, se ha impuesto el "corralito", por el cual las personas no pueden sacar dinero de los bancos -ya que no tienen suficientes fondos en efectivo- hasta, por el momento, el próximo martes. El objetivo es obtener 10.000 millones de euros en créditos de rescate de los acreedores internacionales aunque el país no está de acuerdo y, por tanto, trata de modificarlo. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha afirmado que, a pesar de la negativa de los chipriotas, el paquete de rescate pactado permitirá estabilizar la economía de manera continuada y dotar de liquidez a sus bancos y, a su vez, no tendrá consecuencias para el resto de la zona euro. La canciller alemana, Angela Merkel, telefoneó a Nikos Anastasiadis, el presidente chipriota, para advertirle de que las condiciones del rescate solo las podrá negociar con la troika, es decir, con la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI. En el caso de que no se llegue a ningún acuerdo entre el Eurogrupo y Chipre, este no recibirá ayuda para recapitalizar sus bancos porque el BCE no les proveerá liquidez. El sistema financiero puede colapsar, el Estado no hará frente al vencimiento de su deuda y los pagos ante sus acreedores internacionales se suspenderán. El resultado sería la salida del euro y una Unión Europea con un futuro económico columpiándose. El procedimiento que lleva a cabo la troika no es la primera vez que lo emplea. Con Grecia, Portugal o España sucedió igual: otorgó créditos a países en quiebra con la condición de imponer medidas de austeridad que afectan, principalmente, a la población pero favorecen a los Estados y a las entidades bancarias o hacer grandes recortes económicos. Chipre no es el único país que tiene una banca más de siete veces su economía, lo mismo pasa con Irlanda (también rescatado), Islandia o Luxemburgo. Según el Banco Internacional de Pagos (BIP), que acaba de publicar su balance trimestral sobre el sistema financiero global, el país chipriota debía en septiembre del año pasado alrededor de 25.700 millones de euros a la banca de veinticuatro países. Al igual que los demás países de la Unión Europea, España contribuirá al rescate con hasta 1.000 millones de euros, que suponen el doce por ciento de los fondos del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Esto se debe a que el Gobierno solicitó un préstamo de 100.000 millones y no la intervención.