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China

La nueva cara de la China de Xi Jinping

Por Diego RuizTiempo de lectura2 min
Internacional18-03-2013

Con el traspaso de poderes en China ya finalizado, y bajo el guion establecido, Li Yuanchao ha sido el protagonista de la única sorpresa, al ser elegido como vicepresidente de China.

A pesar de ser un cargo honorífico, que tendría que haber representado el candidato natural, Lu Yunshan, la elección de Yuanchao refuerza el mensaje de un consenso alargado a causa de las diferencias entre las facciones, acerca del rechazo a cualquier tipo de involución, de reforma dentro del sistema y de profundización de la apertura. Con casi un lustro por delante, los objetivos del Partido Comunista Chino se centrarán en el desmantelamiento de los mini-estados que representan algunos ministerios, unos estados sectoriales que su única función es “catapultar” a la fama política a sus respectivos titulares. Un paso de este objetivo, ha sido la erradicación del ministerio de ferrocarriles, con más de dos millones de empleados, policía y tribunales propios. Este caso muestra, muy bien, la decisión inquebrantable de los nuevos mandatarios que apuestan por la reducción del intervencionismo público, frente a más mercado. Este modo de administración puede desembocar en un nuevo modelo de gestión con menos burocracia y reglas más transparentes o por el contrario, en un estado que se apropia de lo público en beneficio de los mejores situados y las oligarquías familiares de estratos sociales muy altos. Una desburocratización que se producirá con la privatización por parte del gobierno, poniendo fin al gran control de la economía china por parte del Estado-Partido; que fue reforzado en el mandato de Hu Jintao; y dando salida a la crisis financiera global. Aunque esta eficiencia, podría desembocar, también según los expertos, en una nueva espiral que aumente las diferencias entre la población e incremente esa corrupción que ha sido, la palabra clave en el congreso del partido y a la que tanto quieren combatir y desmantelar. En estos años, de una China con cara nueva, también se espera una “revitalización” de su diplomacia, que aplique las normas del Fondo Monetario Internacional (FMI) relacionadas con el sistema de cuotas y la gobernanza, que se aprobó en 2010, aunque a día de hoy, este pendiente de ejecución. Un ideal mucho más directo que concuerda con el estilo de Xi Jinping, que pretende estar más cercano al pueblo, que espera mucho de su mandato.