Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

GOLPE A ETA

Desarticulado el ¬comando Madrid¬ cuando preparaba un atentado inminente

Por Cristóbal Cabezas MartínTiempo de lectura1 min
España19-05-2002

El magistrado de la Audiencia Nacional Guillermo Ruiz Polanco ha decretado el ingreso en prisión de los presuntos etarras del comando Madrid Imanol Miner y Mikel San Argimiro, detenidos en el barrio madrileño de Vallecas. El juez ha tomado esta decisión al considerarles autores de delitos de pertenencia a banda armada, asesinato frustrado, tenencia de armas y explosivos y falsedad documental.

A Miner le imputa también la autoría del asesinato del ertzaina Iñaki Totorika y, a ambos, el delito de asesinato frustrado por el intento de atentar en cuatro ocasiones contra un vehículo del Cuerpo Nacional de Policía antes del encuentro Rayo Vallecano-Celta de Vigo en las inmediaciones del estadio Teresa Rivero. Miner y San Argimiro fueron detenidos en una operación conjunta llevada a cabo por el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil. Sin embargo, la falta de coordinación frustró el arresto de un tercer terrorista, Balbino Sáez Olarra, que huyó de la zona en otro coche, que posteriormente abandonó en el mismo barrio de Vallecas con 40 kilos de explosivos en su interior. Asimismo, también fueron intervenidos tres vehículos robados entre abril y mayo en los barrios madrileños de Aluche y Hortaleza y una bomba lapa lista para ser utilizada. También se localizó un piso franco en la céntrica calle Piamonte, a 200 metros del Tribunal Supremo, donde las fuerzas de seguridad encontraron una lista con más de 1.000 objetivos e información detallada de 30 personas. La documentación encontrada revela que los terroristas tenían previsto atentar contra el juez Ismael Moreno, titular del juzgado de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional y contra dos policías de la comisaría del distrito madrileño de Centro. Según fuentes de la investigación, los dos policías habían sido seguidos por los etarras durante bastante tiempo, por lo que conocían "con total precisión" sus datos y movimientos. La organización terrorista pretendía de esta manera teñir de sangre las vísperas de las reuniones de los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y América Latina durante la Cumbre de Madrid.