RELIGIÓN
Benedicto XVI deja vacante el papado
Benedicto XVI se despide de los fieles en el balcón de Castel Gandolfo (©foto: Observatorio Romano)
Por Selene Pisabarro2 min
Sociedad01-03-2013
Benedicto XVI ha dejado el papado oficialmente a las ocho de la tarde de este jueves. Joseph Ratzinger vivirá a partir de ahora en Castel Gandolfo hasta que elijan a su sucesor y el cargo de Sumo Sacerdote de la Iglesia católica ha quedado vacante. Ha declarado que, aunque ahora permanezca apartado de la vida pública, continuará sirviendo a la institución y dedicando más tiempo a la oración y a la meditación.
Su último día de pontificado ha sido duro ya que ha tenido que cumplir con diversos compromisos. A las once de la mañana, se despidió personalmente de los cardenales en la sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano. A las cinco de la tarde, se subió a bordo de un helicóptero que abandonaba El Vaticano para llegar a la que será su nueva casa y, mientras, en su cuenta de Twitter –que se cerrará- publicaba sus últimas palabras: “Gracias por vuestro amor y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida". Previamente, el cardenal Tarcisio Bertone -el secretario de Estado- y otros miembros de la curia le daban un último adiós en el Patio de San Dámaso. Tres horas más tarde, se hizo oficial la renuncia del Papa y quedaba libre su puesto. Desde la balaustrada del palacio de Castel Gandolfo y ante una plaza abarrotada, Ratzinger ha pronunciado las que han sido sus últimas palabras públicas como Papa. A partir de ahora vivirá en la localidad hasta que se elija a su heredero, cuando se trasladará al Mater Ecclesi, un convento de clausura que se encuentra dentro del Vaticano y dedicará sus días a la oración y a la meditación. Cuando se ha reunido con el colegio cardenalicio, le ha enviado un mensaje a todos sus componentes: entre ellos se encuentra su sucesor, así que le obedecerá incondicionalmente. Asimismo, ha recibido el título de Papa Emérito o Romano Pontífice Emérito pero se le podrá seguir llamando Su Santidad Benedicto XVI. Vestirá con la sotana blanca simple y unos zapatos marrones que le regalaron cundo visitó la ciudad mejicana de León. Su sello y el anillo del Pescador quedarán inutilizables, el último lo rasgarán con una raya o una cruz para que se anule, al igual que se hace cuando un papa muere. El domingo, Benedicto XVI ofició su último Ángelus ante doscientas mil personas procedentes de todas partes en la abarrotada Plaza de San Pedro. Se emocionó durante varias veces al mismo tiempo que los numerosos fieles, peregrinos y turistas le interrumpían con aplausos. Lanzó el mensaje de que la oración es el camino para llegar a la iluminación, sin ella no existe un pacto con Dios. También, aprovechó para explicar con palabras del Evangelio su renuncia, les dijo a los presentes que debía “subir al monte” para rezar, como hacía Jesús. Comunicó que bajo ningún concepto abandonaría la Iglesia sino que la serviría con el mismo amor. Hace apenas tres semanas, el once de febrero, Ratzinger anunció en latín su decisión de renunciar al papado durante una canonización de mártires. Explicaba que sus fuerzas físicas, debido a su edad –en abril cumplirá 86 años-, le impiden ejercer adecuadamente su labor. El último papa que renunció fue Gregorio hace setecientos años pero Benedicto se apoya en el Código de Derecho Canónico, que lo permite. Pone fin a casi ocho años dedicados a dirigir el Ministerio de la Iglesia con un total de tres encíclicas escritas.