Reino Unido
Los jóvenes londinenses se rebelan
Por Caterina Crespo3 min
Internacional09-08-2011
El 15-M se conoció como la “Spanish Revolution”, pero ahora la “revolution” se instaura en la capital británica. Pero ellos, con saqueos, incendios, destrucciones y una víctima mortal. Cercad de 16.000 policías intentan mantener la calma y los ciudadanos se han prestado voluntarios para limpiar las calles y los daños. Y si los comercios de Sol, lastiman las pérdidas y denuncian los días que han tenido que cerrar por los manifestantes, esta tarde, Grandes cadenas, como Burberry, Tesco, Primark, Vodafone y Marks and Spencer han echado el candado a las cuatro de la tarde (las cinco, hora española).
El panorama londinense es de quejas, tanto por los que piden seguridad y control de la situación por parte de la Policía hasta los que queman y arrasan todo a su paso para que haya un cambio verdadero. Empleo, fin de la crisis y un cambio del sistema político y económico. Un cambio que acabe con el poder de los policías, con el racismo y con las indiferencias sociales. Quizá la principal diferencia con los indignados españoles, es que estos últimos son pacíficos. Lo que no esperaban los ingleses es que ya hay una víctima, un hombre de 26 años de edad. Según ha informado la Policía Metropolitana, el fallecido fue disparado en un automóvil anoche durante los disturbios en Londres y ha muerto como consecuencias de las heridas. Saqueos en los cuatro puntos cardinales de Londres y en otras grandes ciudades como Birmingham y, en menor medida, Liverpool, Manchester, Nottingham y Bristol, han servido para que los políticos hayan reaccionado. El primer ministro británico, David Cameron, que esta madrugada ha llegado a Londres tras interrumpir sus vacaciones, por segunda vez, ha anunciado en una declaración a las puertas de Downing Street que el Parlamento interrumpirá sus vacaciones por un día para debatir el jueves la situación por la que atraviesa el país y que se incrementará la presencia policial en las calles. Además, tras presidir una reunión de Cobra, el organismo que coordina las acciones del Gobierno en crisis y emergencias como la que vive Reino Unido desde el sábado, Cameron explicó que los mandos policiales le han comunicado que se han cancelado todos los permisos y que este martes se desplegarán 16.000 policías en las calles de Londres, en comparación con los 6.000 que patrullaron los días previos, sin ninguna capacidad para controlar a los saqueadores, en lo que la propia Scotland Yard ha calificado como los incidentes más graves que se recuerdan. El calibre y la extensión de los pillajes de la tercera noche de un conflicto que empezó en el barrio de Tottenham, en el norte de Londres, y se ha extendido por los barrios más deprimidos de Londres, ha llegado a las principales ciudades del país y amenaza con afectar al centro de la capital, a un año vista de los Juegos Olímpicos. También ha despertado serios interrogantes sobre la capacidad de la Policía para acabar o siquiera controlar la situación. En este sentido, la Policía ha pedido a las familias que se pongan en contacto con sus hijos para asegurarse de que no se suman a manifestaciones violentas y ha pedido a los jóvenes que no salgan a la calle en los barrios más conflictivos. Scotland Yard ha difundido de forma masiva imágenes de las cámaras de seguridad para que los londinenses ayuden a identificar y detener a los autores de actos violentos. Los incidentes comenzaron el sábado en el barrio de Tottenham, cuando una marcha de protesta por la muerte de un presunto delincuente por disparos de la Policía derivó en violentos incidentes. Mark Duggan, un joven negro de 29 años, falleció el pasado jueves en un tiroteo con la Policía durante una operación contra las armas de fuego en la comunidad afrocaribeña, según la versión de Scotland Yard. La violencia que sacude el barrio en estos días no es novedad en Tottenham, ya que en 1985 otra manifestación pacífica acabó con violentos enfrentamientos con los efectivos policiales y con la muerte de un agente. También en aquella ocasión la violencia se desató por la muerte de una joven durante una redada policial y puso de manifiesto un problema latente: las tensiones entre la numerosa comunidad negra de la zona y las Fuerzas de Seguridad.