TOROS
Alejandro Talavante pone cara la puerta grande de Madrid
Por Almudena Hernández2 min
Espectáculos17-05-2011
El maestro Antonio Chenel Antoñete habrá respirado hondo tras ver salir en hombros a Alejandro Talavante por la puerta grande de su plaza de Madrid. Don Antonio, que vivió en las mismísimas instalaciones de Las Ventas, tenía como talismán un terno lila y oro, similar al que ha lucido el torero extremeño.
Pero, a ojos del Talavante que ha deleitado a la afición madrileña a base de vistosos y floridos lances de capote, sentidos y profundos naturales y ceñidos y valientes pases de muleta, el color lila ya no se llama lila, sino "Chenel". Se mire como se mire, y al margen de quien lo interprete, el toreo eterno no peina ni canas, ni mechón blanco: es universal. Y por ese espíritu que representa a todos, la democracia de los tendidos venteños se llenó de votos blancos para elegir a Talavante como mandatario del arte de torear. Llegaba Alejandro este 17 de mayo a Madrid bajo un cielo gris plomo para lidiar un encierro de El Ventorrillo. Y llegaba en uno de los carteles de más interés de la isidrada, junto a Manuel Jesús El Cid, "el torero con nombre de Dios" que después de esta tarde aún continúa en su propio calvario; y junto a su paisano Miguel Ángel Perera, que no supo ver los destellos lilas del traje de luces de Talavante para reflejarlos en sus actuaciones. Una pena. También es verdad que el primer ventorrillo que cayó enlotado al triunfador se quedó a medio picar, y por eso llegó con más brío a la faena de muleta. El torero supo plantarse frente al animal con solidez, inspiración e inteligencia. Aprovechó la alegría del galope con la que embestía el toro, su nobleza y su fortaleza. En el centro del ruedo el diestro dejó desnudarse el alma en cada pase, hilvanándolo con el siguiente, y ciñéndose la piel que él ha bautizado como color "Chenel" a los pitones de su oponente. Luego firmó la obra con una estocada recibiendo. Por eso Antoñete estará aún sintiendo el toreo que ha interpretado Talavante en sus longevas muñecas. El toreo grande, como el de Alejandro Talavante este 17 de mayo en Las Ventas, jamás envejece.