Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

CRISIS EN EL PSOE ANDALUZ

La dimisión del consejero Pizaro abre una nueva brecha en el PSOE andaluz

Por J.F. LamataTiempo de lectura3 min
España07-04-2011

La Federación del Partido Socialista en Andalucía (PSOE-A) es la mayoritaria en cuanto a número de militantes de carnet, por ello siempre se la ha considerado "el granero" del partido. Pero ser la mayoritaria no quiere decir que sea homogenea. Las guerras de familias han sido constantes.

El auténtico todopoderoso de la federación desde su fundación fue el que fuera vicepresidente todopoderoso Alfonso Guerra. Cuando los respectivos presidentes de Andalucía, Rafael Escudero primero y Rodríguez Borbolla después, se le enfrentaron, Guerra los despachó sin problemas con ayuda de su brazo ejecutor en aquella comunidad, Carlos Sanjuán, secretario general de los socialistas andaluces. En 1990 Felipe González mandó a su "fidelísimo" Manuel Chaves a poner orden en la federación andaluza frente al poder "guerrista", pero no fue hasta 1994 cuando - tras el caso Juan Guerra entre otras cosas - Chaves logró hacerse con el poder en el PSOE-Andaluz y desplazar a Guerra y Sanjuán. Junto con Chaves, sus dos primeros espadas José Caballos (secretario Política Institucional y portavoz parlamentario) y Luis Pizarro (secretario de Organización), mientras que en gobierno andaluz su mano derecha era Gaspar Zarrías. Durante la guerra para hacerse con el poder en el PSOE de ámbito nacional en el año 2000. José Caballos apoyó públicamente la candidatura de Bono que le ofreció ser su número 2, en lo que se interpretó como un apoyo del felipismo tradicional a Bono, aunque Chaves nunca llegó a pronunciarse oficialmente. La derrota de Bono frente al joven José Luis Rodríguez Zapatero podía poner en peligro la situación de Chaves, por ello en el siguiente congreso del PSOE-Andaluz (2001), el presidente de Andalucía rejudo el poder tanto a Caballos (aparatado de la Ejecutiva pero mantenido como portavoz) como a Luis Pizarro (mantenido en Organización, pero con menos poder) cediendo parte de sus competencias a un nuevo cargo: vicesecretaria general del PSOE-Andaluz para la joven Marimar Moreno, más a corde con la línea zapatista. En el siguiente congreso (2005) Chaves, viéndose más reforzado, retornó el poder a su fiel mano derecha, Luis Pizarro, colocándole a él de vicesecretario general mientras Marímar Moreno se iba a la ejecutiva nacional con Zapatero. El joven Rafael Velasco asumió la secretaria de Organización, pero siempre bajo la tutela de Pizarro. La llegada de Griñán En 2010 Chaves fue nombrado vicepresidente y ministro por Rodríguez Zapatero, lo que le obligaba a abandonar el liderazgo del PSOE-Andaluz, Gaspar Zarrías se fue con él a Madrid asumiendo una secretaría de Estado. El nuevo presidente de Andalucía sería José Antonio Griñán. Desde el principio el PSOE negó que fuera a producirse un enfrentamiento al estilo de Camps y Zapalana en Valencia. Pero nada más llegar al Gobierno, Griñán prescindió de varios de los consejeros "chavistas": Martin Soler, Juan Espadas, Antonio Fernández, Cinta Castillo y Rosa Torres. Pero, eso sí, dejo a Pizarro como consejero de Presidencia, tranquilizando a la vieja guardia. Sin embargo en marzo 2010 Griñán forzó un congreso extraordinario para asumir el liderazgo del PSOE andaluz, en contra de la bicefalia que deseaba Chaves, ocupando el liderazgo del partido como secretario general y realizando el cambio más simbólico: retirar a Luis Pizarro como vicesecretario y poner en su lugar a Rafael Velasco. Pizarro, se quedó como consejero y como principal cabecilla de los "chavistas". A comienzos de 2011 Velasco tuvo que dimitir tras descubrirse que había permitido una subvención a una empresa de su mujer lo que ya obligó a una primera remodelación. Ahora la "espantada" de Pizarro a puesto de manifesto que la transición al post-chavismo en el PSOE-Andaluz no parece estar funcionando de la manera desdeada ni por Chavez ni por Griñán.